17 febrero 2016

Domingo II de Cuaresma: Reflexión y símbolo

EN TIEMPO DE OSCURIDAD, ABRIRSE A LA LUZ
Vivimos en un tiempo realmente oscuro, una especia de túnel del que no es fácil encontrar la salida ni la luz. La crisis de los refugiados de Oriente próximo y del Mediterráneo estalla en medio de nuestras calles y fronteras y nadie sabe encontrar una respuesta adecuada a la dignidad de las personas y sus derechos como humanos. El polvorín de Siria, Irán, Irak, Turquía, Afganistán, Palestina e Israel nos sumerge en una oscuridad en la que los dictadores acaban siendo los aliados y las víctimas se sacri can en aras del juego de los intereses. La guerra y la violencia vuelven a ser, paradójicamente, el nombre de la paz. La guerra es el diálogo de nuestros tiempos. Los nacionalismos llegan a oscurecer el sentido de las identidades. La bonanza económica es, al mismo tiempo, el momento de la mayor pobreza y desigualdad: somos al mismo tiempo ricos y, sin embargo, nunca tan empobrecidos como hasta ahora. Estamos absolutamente secularizados y rechazamos las antiguas creencias al mismo tiempo que no sabemos vivir sin nuevos dioses materiales ni vivir sin referencias de trascendencias: somos ateos y creyentes en una sola voz.

En medio de estas oscuridades, “la tienda de la misericordia”, abiertas ya sus puertas, nos ilumina con la alianza de Dios con nosotros, que mantiene viva la esperanza (Gén 15, 18) y nos introduce en “la nube” en la que la oscuridad se vuelve luz y nos da la clave para vivir en esperanza: «Este es ni Hijo, el escogido, escuchadle» (Lc 9,35). Las dudas desaparecen, aunque debamos atravesar la oscuridad atendiendo con la misericordia, como Jesús, a los caídos por el camino. Misericordia y conversión son las dos caras de una misma moneda.
Símbolo: Hoy introducimos en la tienda una lámpara de luz y un libro de los evangelios.
Salmo: Devuélveme la alegría de tu salvación, a ánzame con espíritu generoso. Enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti (Salmo 50, 14-15)
Conversión (MV 15)
«Si dimos de comer al hambriento y de beber al sediento… Igualmente se nos preguntará si ayudamos a superar la duda, que hace caer en el miedo y en ocasiones es fuente de soledad»
Esta semana y otros días descubre alguna persona con la que puedes dialogarpara ayudarle a hacer luz en su vida. O a quien puedas aliviar en su pobreza.

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