08 febrero 2016

Domingo I de Cuaresma. Moniciones 5



MONICIÓN DE ENTRADA

El Miércoles de Ceniza –hace pocos días, hace pocas horas—comenzaban la Cuaresma tiempo de amor y de conversión. Y por ello, hoy, os damos con gran emoción y efecto la bienvenida a esta primera eucaristía cuaresmal. Y ante ello deciros que la Palabra de Dios nos muestra --hoy y siempre-- su fuerza para hablarnos de reconciliación. Dios sabe que el hombre seguirá destruyendo la naturaleza, rompiendo nuestras relaciones, tratando de dominar a los demás; pero Él frente a este proceder nos ofrece su bondad, su misericordia y su paciencia infinita. Nos regala, además, el arco iris de su amor para recordarnos su alianza. Para recordarnos que Él siempre estará con nosotros, aunque a veces nuestras obras dejen mucho que desear. La cuaresma es tiempo de conversión, de vuelta a Dios, de mayor amor a los hermanos… y es lo que nos va a mostrar esta Eucaristía.


MONICIÓN SOBRE LAS LECTURAS

1.- La primera lectura –del Libro de Deuteronomio-- nos muestra cómo el hombre, en los momentos cruciales de su historia, siempre busca a Dios. Y es un testimonio claro para decirnos que Dios siempre estuvo a su lado, en medio de las dificultades, para liberarlos y protegerlos.

S.- Este salmo 91 es, precisamente, el que cita el demonio, en la tentación a Jesús en el desierto. Y lo sutil del tentador está en el Salmo 91 era el himno triunfal de los judíos a la confianza en el Señor. Formaba parte de las oraciones personales. Y por eso el Diablo intenta confundir al Señor invocando la confianza en Dios. Para nosotros nos puede servir también de oración personal invocando la confianza del Señor para que nos libre de las tentaciones.

2.- San Pablo, en la segunda lectura que procede de la Carta a los Romanos nos dice que la fe es esencial en nuestra vida, para recordarnos que el Señor es el único Señor, y Él nunca nos defraudará.

3.- El fragmento evangélico de hoy es de San Lucas y nos narra las tentaciones de Cristo en el desierto. Confirma este evangelio que las pruebas y tentaciones formarán siempre parte de nuestra vida; pero, si vivimos junto a Cristo, seremos capaces de vencerlas y saldremos liberados de ellas. Cristo supo vencer al Tentador. Y nosotros, junto con Jesús, también sacaremos el pecado de nuestra vida.

Lectura de Postcomunión

HIMNO DE VÍSPERAS



Libra mis ojos de la muerte; 

dales la luz que es su destino. 

Yo, como el ciego del camino, 

pido un milagro para verte. 



Haz de esta piedra de mis manos 

una herramienta constructiva; 

cura su fiebre posesiva

y ábrela al bien de mis hermanos.



Que yo comprenda, Señor mío,

al que se queja y retrocede; 

que el corazón no se me quede

desentendidamente frío.



Guarda mi fe del enemigo

(¡tantos me dicen que estás muerto!...) 

Tú que conoces el desierto,

dame tu mano y ven conmigo. 



(Diurnal. Liturgia de las Horas)

Exhortación de despedida

Qué el tiempo de cuaresma nos llene de alegría por la promesa de conversión profunda que el mismo Jesús de Nazaret nos ha mostrado hoy. Él sufrió tentaciones para no ser en nada diferente a nosotros, salvo en el pecado. Pero con Él en cercanía podremos vencer al Mal.

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