24 noviembre 2015

La corona de Adviento y su canto

La Corona de Adviento hunde sus raíces en las costumbres pre-cristianas de los germanos (Alemania), que en Diciembre hacían coronas de ramas verdes y follaje y encendían fuegos como señal de esperanza en la venida de la primavera. Para los cristianos representaba la preparación a la venida del la luz y de la vida, que era el nacimiento del Señor en la carne. Jesús, el esperado, era el visitante más importante para los cristianos y sus familias.
Esta costumbre de la Corona de Adviento, tan arraigada en el norte de Europa, va también arraigando entre nosotros con mucha fuerza expresiva. Son ya pocas las iglesias en España en las que no se prepare la corona con sus cuatro velas al comenzar el Adviento, convirtiéndose en uno de los signos expresivos de este tiempo de espera y esperanza que es el Adviento, a la vez que es un signo de unión entre las iglesias evangélicas y católicas.
El encendido de las velas cada domingo se efectuará en el rito de inicio de la Misa. Cada vela que se enciende disipa la oscuridad y aumenta el resplandor de la luz.

Con el canto, no se trata de acompañar el encendido de las velas con algún canto o villancico anticipado, sino de cantar el propio canto de la Corona con el texto y el significado propio de cada Domingo. Por lo tanto, en el canto que proponemos, el canto está pensado para que se vayan sucediendo las estrofas en los distintos domingos mientras se encienden los nuevos cirios. La luz va creciendo y disipando las tinieblas a medida que se va acercando la Navidad.
Los cirios, como luceros expectantes con sus llamas contra el viento, van señalando y jalonando las cuatro etapas de un progresivo encuentro hondo y definitivo.
En el cuarto domingo, con sus cuatro velas encendidas y ya muy cercana la Navidad, el canto de la Corona comienza con su antífona inicial: «Vigilantes encendemos la corona del Adviento, en los cirios ofrecemos cuatro etapas de un encuentro» a la que le sigue la 4ª estrofa: «Cuatro cirios encendemos ya en la cumbre del Adviento. Todo es gracia, luz y fuego en la hora del encuentro». Estrofa 4ª que se prologa con una coda nal como conclusión:
«Alegraos, hombres nuevos,
sed testigos de Evangelio.

Id al mundo mensajeros,
luz en medio de los pueblos.
Cuatro cirios cual luceros
que jalonan nuestro Adviento.
Expectantes, son anhelos
con sus llamas contra el viento».
En el CD Nuevo Adviento, publicado por San Pablo (Madrid) se encuentra la grabación de este hermoso canto para el encendido de las velas de la Corona de Adviento.
Antonio Alcalde Fernández

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