25 noviembre 2015

I Domingo de Adviento, 29 noviembre: Para la homilía



EL FUTURO ESTÁ EN MANOS DE DIOS.
EL FUTURO ES UNA PROMESA, NO UNA AMENAZA
Situación: ¿El tiempo del miedo?
El miedo. La obsesión por tenerlo todo “asegurado”
Es el tiempo del miedo.
Miedo de la mujer a la violencia y miedo del hombre a la mujer sin miedo.
Miedo a los ladrones, miedo a la policía, miedo a las puertas sin cerraduras, al tiempo sin relojes, al niño sin televisión.
Miedo a la noche sin pastillas para dormir y miedo al día sin pastillas para despertar.
Miedo a la multitud, miedo a la soledad.
Miedo a lo que fue y a lo que puede ser.
Miedo a morir, miedo a vivir…”
(Eduardo Galeano)
¿Es realmente el miedo una de las características de nuestro tiempo? ¿Qué significa en nuestra sociedad la cultura del seguro?
La luz de la Palabra de Dios
Dios hace promesas y las cumple. Dios cumple su palabra; Dios es de fiar. Cuando Dios interviene, el hombre sale beneficiado.
Dios es más grande que nuestro entendimiento, pero Dios se hace entender. Dios envía señales; ¡dichosos nosotros si las percibimos!

Jesucristo es el cumplimiento de la promesa de Dios. El Hijo del hombre trae la salvación, es el Salvador, “todo florecerá”.
Es el momento de ponernos de pie, pues se acerca nuestra salvación. El Adviento es espera y esperanza. Pero no es pasividad.
Y, sin embargo, la salvación no se conquista con nuestras fuerzas, sino que se recibe y se acoge como don del cielo.
En comunión con Jesucristo, dejando las añoranzas por otros tiempos supuestamente mejores, podemos convertir nuestra vida en promesa. El verdadero compromiso humano es llegar a ser promesa para los demás.
Lucio Arnaiz Alonso

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