04 noviembre 2015

Domingo 8 noviembre: Recursos — Domingo XXXII de Tiempo Ordinario

LOS CRISTIANOS HOY DEBEMOS APRENDER A… PRESCINDIR DE LO SUPERFLUO
SENTIDO DEL APRENDIZAJE
No es más pobre quien menos tiene sino quien desea más de lo que tiene o puede… Facundo Cabral ponía en boca de san Francisco este dicho: “Deseo poco, y lo que deseo, lo deseo poco”. Y el P. Arrupe nos alertaba ya en 1974 haciéndonos caer en la cuenta de cómo “lo superfluo se torna conveniente, lo conveniente necesario, y lo necesario imprescindible”…
El caso límite de la viuda del evangelio nos marca una línea en el horizonte, no sólo como interpelación y llamada a la coherencia y honestidad de vida frente a los “ricos” que echaban dinero en el cepillo del templo, sino como interpelación para vivir de otra manera, aprendiendo a prescindir de lo que no es necesario, aprendiendo a vivir desde la autenticidad del “ser”, no del “tener”. A eso se le llama “decrecer” para poder vivir, no sólo yo, sino para que podamos vivir todos. Los que sólo dan lo que les sobra, se quedan con lo que otros necesitan y a ellos les es más que su ciente. Es la ley de vasos comunicantes, que impera hoy en el mundo de la globalización y la creciente desigualdad. La solidaridad fraterna, vivida desde la misericordia, nos hace verdaderamente humanos y constructores del Reino de Dios.

UN TEXTO
Eric Fromm, en su libro “¿Tener o ser?” (Ed. Fondo de Cultura Económica, Madrid 1985, pp. 162-163) ahonda en la diferencia entre vivir desde el “tener” y vivir desde el “ser” y, con ella, señala la dirección en la que el ser humano puede lograr la felicidad, constituyéndose en un “hombre nuevo”. De las 21 características que él señala, hemos seleccionado aquellas que más fácilmente pueden comprenderse y se hallan vinculadas a la consecución de la felicidad.
El hombre nuevo
«La función de la sociedad nueva es alentar el surgimiento de un Hombre nuevo, ser cuya estructura de carácter tendrá las siguientes cualidades:
• Disposición a renunciar a todas las formas de tener, para poder ser plenamente.
• Sentir seguridad, tener un sentimiento de identidad y con anza basados en la fe en lo que uno es, en la necesidad de relacionarse, interesarse, amar, solidarizarse con el mundo que nos rodea, en vez de basarse en el deseo de tener, poseer, dominar al mundo, y así volverse esclavo de sus posesiones.
• Aceptar el hecho de que nadie ni nada exterior al individuo le da significado a su vida, sino que esta independencia radical y la no cosidad pueden llegar a ser la condición de la actividad plena dedicada a compartir e interesarse por sus semejantes.
• Sentir la alegría que causa dar y compartir, y no acumular y explotar.
• Amar la vida en todas sus manifestaciones, sabiendo que no es sagrada la cosa ni el poder, ni lo que está muerto, sino la vida y todo cuanto hace posible su desarrollo.
• Tratar de reducir en la mayor medida posible la codicia, el odio y los engaños.
• Desarrollar la capacidad de amar, y el pensamiento crítico, no sentimental.
• Tratar de reducir en la mayor medida posible la codicia, el odio y los engaños.
• Vivir sin adorar ídolos, porque se ha alcanzado una situación en la que no se requieren engaños.
• Vivir una libertad que ofrezca la posibilidad de ser uno mismo; no un atado de ambiciones sino una estructura equilibrada que se enfrenta a la alternativa de desarrollarse o decaer.
• Desprenderse del narcisismo y aceptar las trágicas limitaciones inherentes a la existencia humana.
• Hacer del pleno desarrollo de sí mismo y del prójimo la meta suprema de vivir.
• Saber que para alcanzar esta meta, es necesaria la disciplina y respetar la realidad.
• Percibir la unión con la vida, y por consiguiente renunciar a la meta de conquistar a la naturaleza, someterla, explotarla, violarla, destruirla, y en vez de esto tratar de comprender y cooperar con la naturaleza.
• Saber que el mal y la destrucción son consecuencias necesarias de no desarrollarse.
• Saber que sólo muy pocos han alcanzado la perfección en todas esas cualidades, y ser, sin la ambición de “alcanzar la meta”, reconociendo que esta ambición sólo es otra forma de codiciar, de tener.
• Ser feliz en el proceso de vivir cada día más, vivir tan plenamente como se puede resulta tan satisfactorio que es difícil preocuparse por lo que uno logra o no».
Eric Fromm, ¿Tener o ser?
UNA CANCIÓN
“Vuele bajo” (Facundo Cabral):
«No crezca mi niño, no crezca jamás,
los grandes al mundo le hacen mucho mal.
El hombre ambiciona cada día más
y pierde el camino por querer volar.
Vuele bajo, porque abajo
está la verdad.
Eso es algo que los hombres
no aprenden jamás.
Por correr el hombre no puede pensar
que ni él mismo sabe para dónde va.
Siga siendo niño y en paz dormirá
sin guerras ni máquinas de calcular.
Vuele bajo, porque abajo
está la verdad.
Eso es algo que los hombres
no aprenden jamás.
Diógenes, cada vez que pasaba por el mercado se reía, porque decía que le causaba mucha gracia y a la vez le hacía muy feliz ver cuántas cosas había en el mercado que él no necesitaba… Es decir, que rico no es el que más tiene sino el que menos necesita.
Es decir, mano ocupada, mano perdida.
El conquistador, por cuidar su conquista, se transforma en esclavo de lo que conquistó.
San Francisco decía lo que tal vez sea la fórmula de la felicidad: deseo poco, y lo poco que deseo, lo deseo poco.
Dios quiera que el hombre pudiera volver a ser niño un día para comprender
que está equivocado si piensa encontrar con una chequera la felicidad.
Vuele bajo, porque abajo está la verdad.
Eso es algo que los hombres no aprenden jamás
Bienaventurados los pobres en espíritu porque de ellos será el Reino de los Cielos, que, si se me permite, y de esto doy fe, incluye la tierra.
Aunque los hombres… ¡no aprenden jamás!»

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario