29 octubre 2015

Domingo 1 noviembre: Moniciones



MONICIÓN DE ENTRADA

Sed todos bienvenidos a la Eucaristía. Hoy es uno de noviembre y celebramos la Solemnidad de Todos los Santos que prevalece sobre la liturgia del domingo 31 del Tiempo Ordinario. Y es que hoy es un día muy especial para todos nosotros, y para la Iglesia universal. Vamos a festejar a los Santos, a todos, a esas personas, muchos de ellos serán amigos nuestros y familiares, que ya están contemplando la luz del rostro de Dios. Son personas que supieron trazar su vida sirviendo a Dios y a sus hermanos. Y ya eternamente felices. El origen de esta fiesta es muy antiguo y se relaciona con la dedicación a Santa María, a la Virgen, en Roma, del Panteón de mártires. Por eso hemos de empezar esta celebración eucarística con mucha alegría y gozo, pensando que, un día, nosotros acompañaremos a quienes ya disfrutan de la Gloria de Dios.




MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- Vamos a escuchar un texto, como primera lectura, de gran belleza que da forma a nuestra primera lectura de hoy. Es del Libro del Apocalipsis y San Juan profetiza sobre esa muchedumbre, que nadie puede contar, de toda raza y condición, que viven cerca del trono del Dios. Es una visión de la gloria que, sin duda, impresiona.

S.- El Salmo 23 –como otros muchos—era utilizado por los judíos en la procesión que les introducía en el Templo de Jerusalén. Y para nosotros, hoy, es un canto de bendición del “grupo que busca al Señor”. Es una invitación a la santidad.

2.- El apóstol San Juan, en su Primera Carta, que es nuestra segunda lectura de hoy, nos ofrece una enseñanza muy importante para nosotros. Nos dice como será la vida futura, cuando Dios se manifieste y podamos verle tal como es.

3.- El Evangelio de San Mateo nos ofrece la proclamación de las Bienaventuranzas por Jesús de Nazaret en su Sermón del Monte. Las Bienaventuranzas son un programa para la vida presente, es la gran enseñaza del Maestro, es su programa de vida para nosotros. Escuchemos con mucha atención estos consejos sublimes de Cristo Jesús e intentemos, después de la Eucaristía, meditar en su enseñanza.



Lectura de Postcomunión

MONICIÓN

El Padre Leoz nos ofrece la siguiente plegaria para estos momentos finales de nuestra eucaristía



¡SÍ! ¡ES POSIBLE, SEÑOR!

Con tu mano, y de tu mano,  alcanzar con nuestros dedos

la bóveda de tantos hermanos  nuestros que, por ser diferentes,

hoy gozan de tu abrazo y de  tu reconocimiento.

Ellos, los Santos de todos  los tiempos,

nos invitan y nos recuerdan,  nos estimulan y nos inyectan

un “es posible” ante lo que  en el mundo parece una utopía:

¡SER DE DIOS Y COMO DIOS MANDA! ¡ESO ES SER SANTO!

Exhortación de despedida

Sabemos que tenemos muchos intercesores que se ocupan de nuestras cosas en la cercanía de Dios. Hoy los hemos festejado a todos y estamos contentos.

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