Solemnidad de Pentecostés – (24 de
mayo de 2015)
1-
Entrada:
¡Queridos jóvenes,
llegó el día de Pentecostés y estamos todos reunidos para celebrar con alegría
la Eucaristía! Pidámosle al Señor que derrame su Espíritu sobre nosotros, sobre
la Iglesia y sobre todo el mundo. Necesitamos un cambio profundo que renueve
nuestra vida. ¡Comencemos cantando y abramos nuestro corazón!
2-
Liturgia de la Palabra:
El Espíritu Santo es
infundido en los discípulos; en cada uno, se manifiesta para el bien común. Las
maravillas del Señor son proclamadas para que las entiendan todos los hombres
del mundo. Prestemos atención a la Palabra de hoy.
3- Oración de los fieles:
Ya que formamos un
solo cuerpo en Cristo, elevemos juntos nuestras intenciones comunitarias,
diciendo: que tu Espíritu renueve nuestros corazones.
- Por
todos los miembros de la Iglesia en las diversas vocaciones, para que recibamos
una nueva efusión del Espíritu que nos permita ser una Iglesia siempre en
salida, que lleve el Evangelio hasta las periferias del mundo.
- Por la
unidad de los cristianos, para que el Espíritu Santo nos ayude a los cristianos
de distintas denominaciones a encontrar los caminos para dar testimonio de
unidad.
- Por
nuestro país, en vísperas de nuestra fiesta patria, para que los candidatos a
los diversos cargos de gobierno, pongan sus capacidades verdaderamente al
servicio del bien común.
- Por
los cristianos perseguidos en varios países del mundo, para que tomemos
conciencia de la gravedad de estos hechos y para que se terminen la crueldad y
el odio de aquellos que matan por el solo hecho de pensar o creer distinto.
- Por
los jóvenes, para que sean la fuerza de una Iglesia renovada, abierta y pobre
para los pobres.
4-
Ofrendas:
Llevemos al altar
el pan y el vino que el Espíritu Santo transformará en Cuerpo y Sangre de
Jesús. Llevemos, también, nuestra ofrenda generosa y toda nuestra vida
necesitada del Espíritu. Hagámoslo cantando.
5- Comunión:
Queridos jóvenes,
vayamos ahora al encuentro de Jesús en la Comunión. Tengamos unos momentos de
intimidad con Él en nuestro corazón y pidámosle que su Espíritu nos impulse
como a los primeros discípulos. Acompañemos este momento cantando.
6-
Despedida:
La irrupción del
Espíritu en la primera comunidad, llenó de fuerza y entusiasmo a los discípulos.
Que este nuevo Pentecostés nos dé a nosotros esa misma gracia. ¡Hagamos
lío! Y vayamos a nuestros ambientes a contagiar la alegría de nuestra
fe. Nos vamos cantándole a María.
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