Fiesta del Bautismo del Señor
1-
Entrada:
Con la fiesta del
Bautismo del Señor, cerramos hoy el tiempo de Navidad. Este acontecimiento
marca el inicio de la vida pública de Jesús; comienza, después de aquel día, la
predicación del Reino y su camino hacia la Pascua. Es el Hijo muy querido del
Padre. Celebrémoslo. Comencemos la Misa cantando.
Es común
que en esta Misa, en el acto penitencial, el sacerdote realice la aspersión con
agua bendita sobre la comunidad, como recuerdo de nuestro propio Bautismo. Se
puede acompañar el momento cantando.
2-
Liturgia de la Palabra:
La Palabra nos sigue
insistiendo en la manifestación del misterio de Dios, como lo hizo en Navidad y
Epifanía. Hoy, al ser bautizado Jesús en el Jordán, se revela la Trinidad. Prestemos
atención, escuchemos bien.
3-
Oración de los fieles:
Respondiendo a la
Palabra escuchada, elevemos nuestras intenciones, diciendo: renová
nuestro Bautismo, Señor.
- Por la
Iglesia, para que, ofreciendo las fuentes de la salvación, viva abierta a todos
los que quieran entrar, y en salida, buscando a los más alejados.
- Por
los poderosos del mundo, para que como Juan Bautista, sean humildes ante la
presencia de Dios y reconozcan a Jesús como el único Señor.
- Por la
comunidad de creyentes, bautizados en la Trinidad, para que sepamos que también
nosotros somos hijos muy amados del Padre.
- Por
los que aún no han recibido el Bautismo, para que descubran que también a ellos
los ama Dios y les quiere regalar su gracia y su salvación.
- Por
los que andan por caminos equivocados, especialmente tantos jóvenes, para que
no malgasten su vida en cosas que no sacian, sino que encuentren la plenitud de
la vida que sólo Jesús nos da.
4-
Ofrendas:
El Bautismo nos
hace capaces de ofrecer nuestra vida a Dios, pongámosla ahora en su altar con
sus luces y sus sombras. Llevemos también el pan y el vino que luego serán
nuestra comida espiritual. Hagámoslo cantando.
5- Comunión:
En la Comunión
Cristo se nos da gratuitamente y nos hace más parecidos a Él. Agradecidos,
vayamos a su encuentro cantando.
6-
Despedida:
Vayamos a vivir
nuestra vida cotidiana como verdaderos hijos de Dios, pidiéndole que su Palabra
no quede estéril en nosotros. Terminemos la Misa cantando con alegría.
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