17 enero 2015

Comentario al Evangelio de hoy, 17 enero

CONTIGO SI PUEDO VIVIR TRANQUILA… Y SEGUIRTE
¿Cómo decir? ¿A vosotros no os pasa que según con qué personas trabajáis o vivís o incluso según en qué circunstancias, el temor a ser juzgado y condenado hagas lo que hagas está siempre presente? Si la cuestión es grave, puedes llegar a vivir cada decisión, cada paso, cada momento, como si tuvieras en la cabeza “una espada de doble filo” a punto de caer sobre ti.
Si has vivido alguna vez una situación semejante, seguro que entiendes hasta qué punto esta sensación paraliza: te infantiliza porque terminas por no discernir ni decidir nada (¿para qué si después van a decidir por mí?), te empequeñece y paraliza porque no puedes moverte con libertad, incluso te puede arrebatar la paz (la “menujah” de la que hablamos ayer) y sembrar en ti violencia y rechazo.

Por eso es una bendición saber que nosotros, cristianos, nos jugamos la vida desde otras claves: podemos vivir tranquilos porque Aquel a quien tenemos que rendir cuentas, tiene para nosotros una palabra “viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo, penetrante hasta el punto donde se dividen alma y espíritu”, pero cuando “juzga los deseos e intenciones del corazón”, se compadece de nuestras debilidades, “pues Él ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado”.  ¿No te parece razón suficiente para poner todo el empeño y la fuerza en servir a Alguien que así nos mira? ¿No te parece razón suficiente para dejar de seguir a otros “diosecillos” que antes o después te la juegan?
De la mano de Leví, el de Alfeo, Mateo para los amigos de Jesús, hoy podemos volver a dar gracias por haber escuchado la invitación del seguimiento de los labios de Jesús. De alguien que nos da vida y no apretura, que nos quiere cerca y no pone muros, que nos ayuda a crecer en lugar de juzgarnos y hacernos polvo… “Sígueme… sígueme”… A Ti sí merece la pena seguirte (nunca mejor dicho); Tú que eres “el Amigo más fiel” (Mª Antonia París, Aut. 140)
Vuestra hermana en la fe, Rosa Ruiz Aragoneses (rosaruizarmi@gmail.com)

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