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Domingo 2° de Adviento
1-
Entrada:
Queridos hermanos,
en este segundo domingo de Adviento, la liturgia nos llena de expectativa, el
Señor no tarda en cumplir sus promesas, ¡se acerca la Salvación! ¡Hay que
preparar los caminos, hay que preparar el corazón! Comencemos nuestra
Eucaristía cantando, motivados por esta pronta venida.
(En
muchos lugares se utiliza una corona con
velas para ir marcando el ritmo de este tiempo de preparación. Cada domingo
proponemos una oración para encender la vela correspondiente, que puede hacerse
luego del saludo inicial).
Los profetas mantenían
encendida
la esperanza de Israel.
Nosotros, como un
símbolo,
encendemos estas dos
velas.
El viejo tronco está
rebrotando,
florece el desierto.
La humanidad entera se
estremece
porque Dios se ha
sembrado en nuestra carne.
Que cada uno de nosotros,
Señor,
te abra su vida para que
brotes,
para que florezcas, para
que nazcas
y mantengas en nuestro
corazón encendida la esperanza.
¡Ven pronto, Señor.
Ven, Salvador!
2-
Liturgia de la Palabra:
La Palabra de hoy, que nos
llama a la conversión, nos quiere colmar el corazón con el anuncio del consuelo
y la paz que nos están por llegar con el nacimiento de Jesús. Escuchemos con
atención.
3-
Oración de los fieles:
Sabiendo que el
Señor no tarda en cumplir lo que ha prometido, recémosle juntos, diciendo: ¡ven,
Señor Jesús!
- Por el
Papa, los Obispos y los Sacerdotes, para que sepan hablar al corazón de los
hombres y mujeres de nuestro tiempo, anunciándoles la salvación de Dios.
- Por
nuestra Diócesis y nuestra comunidad parroquial, para que encontremos siempre
los mejores caminos para que el Señor venga a nuestras vidas y a nuestras
realidades.
- Por
las naciones del mundo, para que encuentren soluciones a los grandes problemas
de las guerras, el hambre y las enfermedades.
- Por
nuestros jóvenes, para que, dando gracias por el camino encontrado, puedan
ayudar a otros para que no se pierdan en senderos que llevan a la muerte.
- Por
todos los que sufren, para que el anuncio de la venida del Señor, les traiga
consuelo, fortaleza y alivio.
4-
Ofrendas:
Nuestra tierra
producirá sus frutos y el Señor nos dará sus bienes. Llevemos al altar el pan,
el vino y el fruto de nuestro esfuerzo cotidiano, Dios los transformará y serán
Eucaristía. Cantemos juntos.
5- Comunión:
“Preparen el camino
del Señor, allanen sus senderos”. Preparemos nuestro corazón al Señor y vayamos
a recibirlo en la Comunión cantando con alegría.
6-
Despedida:
Seamos como Isaías
y como Juan el bautista, vayamos a nuestros ambientes a anunciarles a todos que
se acerca la Navidad. Recordemos que mañana, 8 de diciembre, celebraremos a
María en su Inmaculada Concepción. Nos despedimos cantando.
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