30 noviembre 2014

Vísperas 30 noviembre



30 de noviembre de 2014, domingo I de Adviento. Ciclo B. 
Oración de la tarde (vísperas II) 

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO I (a elegir entre éste y los dos siguientes)
Jesucristo, Palabra del Padre,
luz eterna de todo creyente:
ven y escucha la súplica ardiente,
ven, Señor, porque ya se hace tarde.


Cuando el mundo dormía en tinieblas,
en tu amor tú quisiste ayudarlo
y trajiste, viniendo a la tierra,
esa vida que puede salvarlo.

Ya madura la historia en promesas,
sólo anhela tu pronto regreso;
si el silencio madura la espera,
el amor no soporta el silencio.

Con María, la Iglesia te aguarda
con anhelos de esposa y de Madre,
y reúne a sus hijos en vela,
para juntos poder esperarte.

Cuando vengas, Señor, en tu gloria,
que podamos salir a tu encuentro
y a tu lado vivamos por siempre,
dando gracias al Padre en el reino. Amén.

HIMNO II
Yo soy la Raíz y el Hijo de David,
la Estrella radiante de la mañana.

El Espíritu y la Esposa dicen: "¡Ven, Señor!"
Quien lo oiga, diga: "¡Ven, Señor!"

Quien tenga sed, que venga; quien lo desee,
que tome el don del agua de la vida.

Sí, yo vengo pronto.
¡Amén! ¡Ven, Señor, Jesús!

HIMNO III
Mirad las estrellas fulgentes brillar,
sus luces anuncian que Dios ahí está,
la noche en silencio, la noche en su paz,
murmura esperanzas cumpliéndose ya.

Los ángeles santos, que vienen y van,
preparan caminos por donde vendrá
el Hijo del Padre, el Verbo eternal,
al mundo del hombre en carne mortal.

Abrid vuestras puertas, ciudades de paz,
que el Rey de la gloria ya pronto vendrá;
abrid corazones, hermanos, cantad
que vuestra esperanza cumplida será.

Los justos sabían que el hambre de Dios
vendría a colmarla el Dios del Amor,
su Vida es su vida, su Amor es su amor
serían un día su gracia y su don.

Ven pronto, Mesías, ven pronto, Señor,
los hombres hermanos esperan tu voz,
tu luz, tu mirada, tu vida, tu amor.
Ven pronto, Mesías, sé Dios Salvador. Amén.

Antífona 1: Hija de Sión, alégrate, salta de gozo, hija de Jerusalén. Aleluya.

SALMO 109: El Mesías, Rey y Sacerdote
Oráculo del Señor a mi Señor:
"siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies".
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

"Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora".

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
"Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec".

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso, levantará la cabeza.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Hija de Sión, alégrate, salta de gozo, hija de Jerusalén. Aleluya.

Antífona 2: Vendrá nuestro Rey, Cristo, el Señor: el Cordero de quien Juan anunció la venida.

SALMO 113: Israel, liberado de Egipto
Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.

El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.

¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Ya vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos.

En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Vendrá nuestro Rey, Cristo, el Señor: el Cordero de quien Juan anunció la venida.

Antífona 3: Llego en seguida y traigo conmigo mi salario, para pagar a cada uno según sus propias obras.

CÁNTICO: Las bodas del Cordero
Aleluya. 
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios. 
Porque sus juicios son verdaderos y justos. 
Alabad al Señor, sus siervos todos. 
Los que le teméis, pequeños y grandes. 
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. 
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
Llegó la boda del Cordero. 
Su esposa se ha embellecido. 
Aleluya.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Llego en seguida y traigo conmigo mi salario, para pagar a cada uno según sus propias obras.

LECTURA BREVE: (Flp 4, 4-5)
Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca.

RESPONSORIO BREVE:
V. Muéstranos Señor tu misericordia.
R. Muéstranos Señor tu misericordia.
V. Danos tu salvación.
R. Tu misericordia muéstranos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Muéstranos Señor tu misericordia.

Antífona Magnificat: No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz a un hijo. Aleluya.

MAGNIFICAT:
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el todo poderoso ha hecho obras grandes en mí,
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magnificat: No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz a un hijo. Aleluya.

PRECES
Oremos a Jesucristo, nuestro redentor, que es camino, verdad y vida de los hombres, y digámosle:
Ven, Señor, y quédate con nosotros.
Jesús, Hijo del Altísimo, anunciado por el ángel Gabriel a María Virgen,
- ven a reinar para siempre sobre tu pueblo.
Santo de Dios, ante cuya venida el Precursor saltó de gozo en el seno de Isabel,
- ven y alegra al mundo con la gracia de la salvación.
Jesús, Salvador, cuyo nombre el ángel reveló a José,
- ven a salvar al pueblo de sus pecados.
Luz del mundo, a quien esperaban Simeón y todos los justos,
- ven a consolar a tu pueblo.
Sol naciente que nos visitará de lo alto, como profetizó Zacarías,
- ven a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.

PADRE NUESTRO

ORACIÓN:
Dios todopoderoso, aviva en tus fieles, al comenzar el Adviento, el deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene, acompañados por las buenas obras, para que, colocados un día a su derecha, merezcan poseer el reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

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