Al comenzar este tiempo de Adviento, tú, Padre, nos llenas de esperanza por tu venida. Por eso te pedimos:
• Por una Iglesia de ojos y puertas abiertas para dejar que el Espíritu entre en ella y siga transformándola en sus estructuras organizativas y pastorales.
• Por quienes, en el mundo y en nuestro país, tienen las claves de la economía y la vida política, para que no cierren sus puertas a las personas más vulnerables y necesitadas y respeten su dignidad y sus derechos.
• Para que no cerremos nuestras fronteras a quienes llegan hasta nosotros buscando su seguridad, su libertad y un futuro de esperanza para sus hijos.
• Por todos los que llaman a las puertas de nuestra sociedad para vivir una vida digna. Por los que han perdido el trabajo o la vivienda y necesitan nuestro apoyo.
• Por nosotros, para que en estos días de Adviento, agucemos el oído interior para saber escuchar la Palabra que el Señor nos dirige.
• Para que sepamos acoger en nuestras vidas y en nuestras comunidades a cualquiera que venga a pedirnos ayuda.
Escucha, Señor, nuestras oraciones y danos un corazón vigilante, generoso y justo para encontrarte allí donde te presentas cuando, en este Adviento, llegas hasta nosotros.
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