La importancia del testimonio
por Marcelo A. Murúa
La fe se transmite a través del testimonio y el ejemplo. Si revisamos nuestra historia seguramente podremos recordar varias personas que, mediante su testimonio de vida, nos acercaron al misterio del Dios de la Vida. Muchas veces no han sido grandes intelectuales los que nos han enseñado el rostro de Dios sino personas sencillas, muchas de ellas en el hogar, el colegio, el barrio, la misión... A la hora de transmitir la fe y contagiar a los demás la alegría del evangelio la herramienta más eficaz es el propio ejemplo.
Con mis obras te mostraré mi fe
«Hermanos, si uno dice que tiene fe, pero no viene con obras, ¿de qué le sirve? ¿Acaso lo salvará esa fe? Si un hermano o una hermana no tienen con qué vestirse ni qué comer, y ustedes les dicen: "Que les vaya bien, caliéntense y aliméntense", sin darles lo necesario para el cuerpo, ¿de qué les sirve eso? Lo mismo ocurre con la fe: si no produce obras, muere solita. Y sería fácil decirle a uno: "Tú tienes tu fe sin obras. Muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré mi fe a través de las obras". Sant. 2, 14-18
El testimonio de vida, principal recurso pedagógico del catequista
La carta de Santiago es muy clara al plantear la necesidad de acompañar la fe con obras que la muestren y lleven a la vida práctica. El catequista, como servidor de la Palabra y pedagogo de la fe debe recordar siempre estas sencillas enseñanzas.
Lo que enseñamos con el ejemplo no se olvida fácilmente. La pedagogía de Jesús está llena de gestos y actitudes. Si recorremos los evangelios son muchas las ocasiones en que su manera de vivir despierta interrogantes en los discípulos, y esos interrogantes (profundos, existenciales) abren el camino al don de la fe.
Es común encontrar a muchos catequistas preocupados por la necesidad de actualizar sus recursos para enseñar el evangelio. Y es muy bueno que así sea, pues implica una toma de conciencia de su misión y responsabilidad. Pero a veces los recursos están más cercanos de lo que esperamos.
¿Por qué no planificar algunos encuentros de catequesis alrededor de acciones solidarias? Los frutos de la sabiduría se aprecian en la conducta, nos enseña el mismo Santiago unos párrafos más adelante que la cita señalada más arriba (Sant. 3, 13)
La forma de vivir del catequista, su manera de ser-para-los-demás, el ejemplo de su entrega y su servicio son herramientas privilegiadas para la transmisión de la fe. Quien ha de confiar y creer en una persona que no muestra con su vida lo que enseña con sus palabras. Vivimos un tiempo histórico en el que las palabras están muy devaluadas.
Estamos acostumbrados a escuchar grandes discursos y promesas de cambio... que quedan en la nada e incrementan el escepticismo de la gente. Por esto es tan importante enseñar con los hechos y el testimonio. Además de seguir los pasos del Señor, que pasó haciendo el bien y nos enseñó con su vida, respondemos a una situación histórica.
En los cursos y talleres para catequistas, cuando hablamos de este tema, siempre dejo estos interrogantes: o ¿Cuántos libros de la madre Teresa has leído? o ¿Qué recuerdas de ella? o ¿Por qué su enseñanza del evangelio es tan transparente?
En la enseñanza de la fe es necesario siempre volver a lo simple, a la sencillez del evangelio vivido todos los días... que tal vez sea mucho más exigente y comprometido que hablar con palabras complicadas y difíciles.
Para rumiar el texto y la vida
La importancia del testimonio
Releé las palabras de la carta de Santiago.
- ¿Qué te ha llamado la atención?
- ¿Puedes relacionar el texto con tu vida personal y de catequista?
- Tus obras... ¿serían capaces de generar fe y adhesión a Jesús en los demás?
- ¿Qué obras concretas debes vivir como catequista comprometido en el anuncio y transmisión del evangelio de Jesús?
- ¿Qué cambios debes hacer en tu manera de hacer catequesis para incorporar lo que la Palabra de Dios nos señala?
Mis manos abiertas
Enséñame Señor
a vivir mi fe todos los días,
en las cosas sencillas y cotidianas.
Enséñame Señor
a transmitir mi fe todos los días
con gestos sinceros, con manos abiertas.
Enséñame Señor
a contagiar a otros
el espíritu del Evangelio.
A hacer el bien para que venga el Reino.
Enséñame Señor
a ser un espejo de lo que creo.
A mostrar con mis obras
La fe que da sentido a mi vida.
Que así sea, Señor.
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