Son muchos los símbolos que desde los inicios del cristianismo se han utilizado para distinguir a sus miembros y que a lo largo de los tiempos han ido teniendo mayor o menor aceptación. Hoy día el símbolo por excelencia para el cristiano es la cruz, pero no siempre fue el más extendido.
Entre las primeras comunidades el símbolo del pez era muy aceptado y su significado era entendido por todos y, dado que su grafía es sencilla, incluso servía para darse a conocer y avivar la fe de sus miembros en el ambiente de persecución que existía sin más que unos simples trazos. Como anécdota cabe destacar que en alguna producción cinematográfica hay una secuencia que recoge la identificación entre dos cristianos perseguidos mediante el dibujo en la arena del pez.
El significado más extendido del pez como símbolo es su palabra griega: “ICHTHYS” cuyas letras representan las iniciales de la frase “Iesous Christos Theou Yios Soter”, que significa: Iesous: Jesús; Christos: Cristo; Theou: Dios; Yios: Hijo; Soter: Salvador.
El significado: “Jesús, Cristo, Hijo de Dios, Salvador”
Era, pues, una auténtica profesión de fe con un gran contenido en la divinidad y mesianidad de Jesús, razón por la que lo adoraban y estaban dispuestos a entregar su vida por él. Por ello tanto el símbolo como el críptico aparecen con asiduidad en las catacumbas. No se trataba solo de un signo de identidad, era algo que iba más allá de la propia grafía.
Pero además de este símbolo puede tener otros significados. Tertuliano alude al bautismo cuando comenta el símbolo del pez. El cristiano nace en las aguas bautismales a la Vida y vive en las aguas de la gracia del Espíritu, y fuera de ellas, como un pez, muere.
También el pez nos trae a la memoria significados relacionados con la eucaristía: la multiplicación de los panes y los peces, el alimento que no termina nunca, que se da a todos. Este mismo alimento aparece de nuevo en la reunión de los apóstoles con Jesús Resucitado al borde del lago donde se recogió, siguiendo sus instrucciones, en abundancia.
La referencia escrita más antigua que tenemos del símbolo es de Clemente de Alejandría (nacido en el año 150). Pero en época de San Clemente (tercer papa después de Lino y Cleto, 93- 101) se estima que ya era muy conocido y aceptado de forma general su significado. En el siglo II ya se encuentra en numerosos frescos, sarcófagos y en las catacumbas como se observa en la Capella Greca y las Capillas del Sacramentro de la catacumba de San Calixto en Roma.
Actualmente hay testimonios que evidencian su uso en las iglesias perseguidas de algunos países y cuyos miembros han sido reprimidos con cárcel por utilizarlo.
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