El Papa Francisco reflexionó sobre el Evangelio de hoy, el milagro de la multiplicación de los panes y los peces (Mt 14,13-21) y mostró cómo ante la preocupación de los discípulos les dijo: “Dadles vosotros mismos de comer” (Mt 14,16); y tras hacerse llevar cinco panes y dos peces, los bendijo, y empezó a repartirlos y a darlos a los discípulos, que los distribuían a la gente. Todos comieron hasta saciarse e incluso sobró”.
El primer mensaje que quiso dejar el Papa Francisco es la compasión: “Jesús no reacciona con irritación sino que siente compasión de ellos, porque sabe que no le buscan por curiosidad sino por necesidad” y añadió: “Estemos atentos, compasión no es sentir piedad, es más. Así es Jesús: Sufre con nosotros y sufre por nosotros”.
En ese momento el Papa pidió “anteponer las necesidades de los pobres a las nuestras”, destacando: “Nuestras exigencias, aún legítimas, nunca serán tan urgentes como las de los pobres, que no tienen lo necesario para vivir”. De manera improvisada, explicó: “Mirar hacia otra parte ante los pobres es decir de forma fina "apañaos solos".
El segundo mensaje fue el compartir y expuso dos lógicas opuestas: “los discípulos razonan según el mundo, por el que cada uno tienen que pensar en sí mismo; Jesús razona según la lógica de Dios, que es la de compartir”. “Atención: no es una magia, es un “signo”. Un signo que invita a tener fe en Dios, Padre providente, el cual no nos hará faltar “nuestro pan de cada día”, si sabemos compartirlo como hermanos”, añadió.
Finalmente y en el tercer mensaje, explicó que el prodigio de los panes preanuncia la Eucaristía: “Es el mismo gesto que Jesús hará en la Última Cena, cuando instituirá el memorial perpetuo de su Sacrificio redentor. En la Eucaristía, Jesús no da un pan, sino el pan de vida eterna, se da a Sí mismo, ofreciéndose al Padre por amor nuestro”.
En este momento, el Papa unió los tres mensajes: “Quien va a la Eucaristía sin los sentimientos de Jesús, compartir y compasión, no va bien” y reiteró una vez más: “Compasión, compartir, Eucaristía. Un camino que nos lleva a afrontar con fraternidad las necesidades de este mundo, pero que también nos lleva más allá de este mundo, porque parte de Dios y vuelve a Él”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario