Pidamos juntos al Señor que no nos falle nunca nuestra confianza en él.
• Pidamos por la comunidad cristiana, simbolizada aquí en la barca que avanza en la noche del lago, para que ponga siempre su confianza en Dios y todos los creyentes puedan ayudarse y animarse en medio de la travesía. Oremos
Padre, escúchanos.
• Pidamos de un modo especial por todos los que se arriesgan, como Pedro, pero luego les entra el miedo a ahogarse en el mar de este mundo; ayúdales a reconocerte en medio de las dificultades de la vida. Oremos
Padre, escúchanos.
• Pidamos de un modo especial por los que se encuentran dominados por la angustia de la vida, pensando que nadie sale a su encuentro ni les ayuda en la necesidad. Oremos.
Padre, escúchanos.
• Pidamos por los orantes contemplativos, como Elías o Jesús, para que, al subir a la montaña de su encuentro con Dios, no se olviden de las necesidades de los pobres de la tierra. Oremos.
Padre, escúchanos.
• Oremos por todos nosotros, para que sepamos escuchar el susurro de Dios en nuestra vida, más allá de los fuegos, terremotos y tormentas que a veces nos dominan. Oremos.
Padre, escúchanos.
• Que, desde la montaña de la oración, sepamos descubrir las necesidades de todos los que se fatigan y sufren sobre el mar de este mundo y seamos brisa que alivia y alienta, y no fuego o huracán que destruye. Oremos.
Padre, escúchanos.
A ti, Dios Padre, que siempre nos escuchas, elevamos una vez más nuestras súplicas. Acoge nuestra plegaria y el lamento de todos los que sufren, ayudándonos por medio de tu Hijo Jesucristo.
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