22 junio 2014

Sagrado Corazón de Jesús

La vida del Espíritu, presente en el mundo y nuestros corazones, brota del corazón de Jesús, solidario con los últimos por su “amor hasta el extremo”. Su imagen está clavada en cientos de ciudades, presidiendo la vida, llamando a la justicia y a la misericordia, y protegiendo a todos, y más aún a los que son más pequeños y frágiles. Un corazón ardiente, símbolo de la vida.

Con esta celebración cerramos el círculo de la Pascua. En la llama del Cirio Pascual hemos ido encendiendo las llamas de la nueva vida de Cristo resucitado, donde Él se hace presente en nuestro días. La encendemos también ahora: EL CORAZÓN DE CRISTO.
El Cirio se apagó y se mantiene junto a la pila del Bautismo, como centinela de la Vida nueva, que irá multiplicándose a lo largo del año. Sólo quedan en el altar esas llamas que hemos ido recorriendo. La nueva vida que nace del Corazón de Cristo resucitado habita en cada uno de nosotros. Él nos invita a seguir comunicando esa llama a todas las personas con las que convivimos y a todas las estructuras que condicionan la vida de la gente. El Corazón de Cristo es un fuego que enciende otros fuegos. 
TÚ ME ENSEÑAS A AMAR
TÚ me enseñas a amar; y, aunque sólo fuera por eso, ¡Tú serías mi Dios!
Si buscara mi felicidad lejos de ti,
¡sólo hallaría frustración!
Me perdería, lejos de mí mismo,
si buscara mi salvación fuera de ti. Jesús,
Tú me enseñas a amar:
con la pureza del perfume de la flor,
con la transparencia de los radiantes amaneceres,
con la alegría de las olas al romper en la playa,
con la generosidad de la semilla que cae en tierra,
con la armonía del universo en expansión,
con el temblor y el abismo de los cuerpos amantes,
con la humildad del agua que se pliega al terreno que pisa,
con el entusiasmo del creador que atisba formas nuevas para su obra de arte.
¡Jesús, Tú me enseñas a amar!
Tu Amor es locura.
Tu Amor es Pasión.
¡Qué nada sabe de la inmensidad del amor,
aquel que busca para su entrega medida o galardón!
Jesús, Maestro y Modelo, Amante y Amado,
de todo aquel que necesita dar por entero su corazón.
Antonio López Baeza, La vida más allá del sentido 

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