24 junio 2014

Comentario al Evangelio de hoy, 24 junio

C.R.
Queridos amigos:
Se respira ya aire de fin de curso. En el hemisferio Norte acabamos de celebrar el solsticio de verano. Hemos alcanzado el máximo de luz. A partir de ahora los días irán menguando y las noches crecerán lentamente. Y así será hasta el solsticio de invierno, hasta que celebremos el nacimiento de Jesús, el Sol invicto. La noche de San Juan ha alimentado y alimenta mitos, ritos y leyendas en muchas partes del mundo. La Iglesia ha colocado precisamente en este día la solemnidad del nacimiento de San Juan Bautista, el mismo que dijo: "Es necesario que yo mengüe para que él crezca". De los santos solemos celebrar el día de la muerte, el verdadero "dies natalis". De San Juan, sin embargo, celebramos el nacimiento (el 24 de junio) y el martirio (el 29 de agosto).

¿Cómo iluminar esta fiesta desde la Palabra de Dios? El relato de Lucas subraya la importancia del nombre. El niño debería haberse llamado Zacarías, como su padre. Sin embargo, Isabel, la madre, insiste en que se llame Juan. ¿Por qué? Sencillamente porque el nombre condensa la experiencia que ella misma ha tenido y el programa de vida que le aguarda al niño. Este nombre hebreo significa: "Dios tiene misericordia", o "Dios está de mi parte". Juan es un hombre en el que la gracia de Dios se muestra victoriosa desde el principio. Por eso, la liturgia escoge como primera lectura el texto de Isaías: "Estaba yo en el vientre y el Señor me llamó". Cuando la gente se pregunta qué va a ser del niño, el evangelio dice que "la mano de Dios estaba con él".
Juan es el fruto de la gracia en el tiempo de la esterilidad. Juan es el anuncio de un sol que nace de lo alto en tiempos de claroscuroJuan es un testigo, aunque penúltimo, de la gracia de Dios que ha aparecido sobre nuestro mundo. Uno de los himnos litúrgicos de su fiesta lo expresa así:
La ley vieja en él fenece,
la de gracia en él apunta;
de donde claro parece
que en este niño amanece
libertad y gracia junta.
Necesitamos celebrar la victoria de Dios en algunos de nuestros hermanos y hermanas para que nuestra fe en el Dios que tiene misericordia no se devalúe. Zacarías e Isabel fueron probados en su fe. Juan es el regalo que superó toda duda y toda expectativa. También hoy, en nuestras pruebas, somos invitados a descubrir los Juanes y Juanas en los que el Señor sigue mostrándonos que "está de nuestra parte".

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