Yo Soy la Resurrección y la Vida
Saludo (Ver Segunda Lectura)
Que el Espíritu que resucitó a Jesús de entre los muertos
esté vivo en nosotros.
Que vivamos ahora en plenitud la vida de Jesús,
para que podamos resucitar en el último día.
Que Jesús, el Señor de la vida,
esté siempre con ustedes.
Introducción por el Celebrante
¿Cómo pueden responder algunos cristianos, en encuestas, que no creen en la resurrección de Jesús? La resurrección es central para un creyente. --- La liturgia de hoy es una fuerte afirmación de nuestra fe en la resurrección, no sólo la de Jesús, sino también la nuestra propia. Jesús resucitó a Lázaro de entre los muertos; Jesús mismo resucitó de la muerte a la vida. --- Nuestra vida de resucitados comenzó en nuestro bautismo, y esta vida eterna tiene que crecer y seguir resucitando hasta después de nuestra muerte. Dios nos resucita. Jesús nos pregunta hoy: ¿Crees esto? Y nosotros respondemos con Marta: “Sí, Señor, yo creo”. Que esta eucaristía en la que vamos a participar sea el alimento de esa vida en nosotros.
Acto Penitencial
No dejamos crecer la vida en nosotros cuando la echamos a perder por el pecado y la indiferencia.
Pidamos al Señor de la vida que nos perdone.
(Pausa)
Señor Jesús, resurrección y vida nuestra,perdona nuestra fe vacilante y débil
y nuestra esperanza tímida y titubeante.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo Jesús, Hijo del Dios Viviente, perdónanos porque, desde que recibimos el bautismo, nuestra vida ha crecido tan poco en nosotros.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, alimento de nuestra vida,perdónanos porque no hemos dejado
que la eucaristía nos levantara
del la tumba del pecado.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
y nuestra esperanza tímida y titubeante.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo Jesús, Hijo del Dios Viviente, perdónanos porque, desde que recibimos el bautismo, nuestra vida ha crecido tan poco en nosotros.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, alimento de nuestra vida,perdónanos porque no hemos dejado
que la eucaristía nos levantara
del la tumba del pecado.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Sé misericordioso con nosotros, Señor, y perdona todos nuestros pecados.
Danos la gracia de vivir aquí tu vida al máximo, para que alcance su plenitud en la vida eterna.
Oración Colecta
Oremos para que podamos vivir
la vida resucitada de Jesús, nuestro Señor.
(Pausa)
Oh Dios de vida:
Tú quieres que vivamos y seamos felices.
Tu Hijo Jesús nos asegura:
“Yo soy la resurrección y la vida”.
No permitas que tu vida muera en nosotros.
Haz que salgamos de nuestras tumbas de pecado,
de nuestra mediocridad y de nuestros temores.
Que la vida triunfe en nosotros,
aun en nuestras pruebas e incertidumbres,
y haz que nuestra esperanza sea contagiosa para otros.
Gracias, porque tú nos has destinado para la vida sin fin
por medio del primer nacido de entre los muertos,
Jesucristo nuestro Señor.
la vida resucitada de Jesús, nuestro Señor.
(Pausa)
Oh Dios de vida:
Tú quieres que vivamos y seamos felices.
Tu Hijo Jesús nos asegura:
“Yo soy la resurrección y la vida”.
No permitas que tu vida muera en nosotros.
Haz que salgamos de nuestras tumbas de pecado,
de nuestra mediocridad y de nuestros temores.
Que la vida triunfe en nosotros,
aun en nuestras pruebas e incertidumbres,
y haz que nuestra esperanza sea contagiosa para otros.
Gracias, porque tú nos has destinado para la vida sin fin
por medio del primer nacido de entre los muertos,
Jesucristo nuestro Señor.
Primera Lectura (Ez 37,12-14): Dios es la Vida de su Pueblo
A su pueblo desalentado, exiliado en un país extranjero, Dios le anuncia por medio del profeta: “Quiero que ustedes vivan. Les llevaré de vuelta a la tierra de la promesa y les daré mi espíritu de vida y fortaleza.
Segunda Lectura (Rom 8,8-11): El Espíritu Santo Nos Da la Vida de Dios
Los cristianos no se escapan de la realidad de su naturaleza humana, del mal y del sufrimiento. Sin embargo, no capitulan ni se rinden a la muerte del pecado. Por medio del Espíritu Santo que vive en ellos, son llamados a participar de la vida eterna de Dios.
Evangelio (Jn 11,1-45): “¡Lázaro, Sal Afuera!”
Jesús es la resurrección y la vida. Como resucitó a Lázaro de entre los muertos, así nos hace participar ahora en su vida resucitada y nos resucitará en el día del juicio. Es nuestra tarea también llevar a los hermanos a la plenitud de vida.
Oración de los Fieles
“Señor, si tú hubieras estado aquí”, dijo Marta, “mi hermano no habría muerto”. Señor, haznos conscientes de tu presencia y de tu llamado a vivir tu vida, mientras te pedimos: R/ Hijo del Dios vivo, danos vida.
- Señor da nueva vida a tu Iglesia y dale valor, para que nazca una Iglesia mejor a través de los difíciles dolores del cambio y la renovación, y así te pedimos: R/ Hijo del Dios vivo, danos vida.
- Señor, derrama tu vida de manera rica y profunda en los adultos y en los niños que se preparan para el bautismo, para que vivan muy cerca de ti, y así te pedimos: R/ Hijo del Dios vivo, danos vida.
- Señor, sostiene a los ancianos y a los moribundos en la esperanza de que resucitarán contigo, para que se confíen a ti con toda serenidad y con fe profunda, y así te pedimos:R/ Hijo del Dios vivo, danos vida.
- Señor, sigue inspirando, con el valor y la dignidad de la vida,a los que sufren, a las víctimas de la injusticia y de la desgracia, para que no se desalienten ni se rindan ante las dificultades de la misma vida, y así te pedimos: R/ Hijo del Dios vivo, danos vida.
- Señor, mira con amor a nuestra comunidad cristiana. Haz que apreciemos la vida como un don y una tarea, de forma que podamos usar todos nuestros talentos para enriquecerla y perfeccionarla en beneficio nuestro y de los demás, y así te pedimos: R/ Hijo del Dios vivo, danos vida.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios y Padre nuestro:
Tu Hijo Jesús ha dado sentido a la muerte
además de a la vida.
En su propio cuerpo
experimentó nuestros sufrimientos
junto con nuestras alegrías
y murió nuestra misma muerte
como una ofrenda a ti y a nosotros.
Al unirnos a él en su sacrificio,
ayúdanos a cargar con él
las cargas de nuestros hermanos,
para que con él y contigo
vivamos para siempre,
por los siglos de los siglos.
Tu Hijo Jesús ha dado sentido a la muerte
además de a la vida.
En su propio cuerpo
experimentó nuestros sufrimientos
junto con nuestras alegrías
y murió nuestra misma muerte
como una ofrenda a ti y a nosotros.
Al unirnos a él en su sacrificio,
ayúdanos a cargar con él
las cargas de nuestros hermanos,
para que con él y contigo
vivamos para siempre,
por los siglos de los siglos.
Introducción a la Plegaria Eucarística
Unámonos a la oración de acción de gracias de Jesús al Padre, el Dios de Vida, por su bondad y con la esperanza de la resurrección.
Introducción al Padrenuestro
Con confianza y esperanza
nos dirigimos al Padre de toda vida
con la oración de Jesús nuestro Señor.
R/ Padre nuestro…
nos dirigimos al Padre de toda vida
con la oración de Jesús nuestro Señor.
R/ Padre nuestro…
Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todos los males,
y que la paz que te pedimos
no sea una paz culpable
por complicidad con las injusticias de este mundo.
Que sea una paz liberadora
que no pueda encontrar descanso
hasta que todos nuestros hermanos y hermanas
sean libres con la libertad que tú nos has traído
por medio de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
R/ Tuyo es el reino…
y que la paz que te pedimos
no sea una paz culpable
por complicidad con las injusticias de este mundo.
Que sea una paz liberadora
que no pueda encontrar descanso
hasta que todos nuestros hermanos y hermanas
sean libres con la libertad que tú nos has traído
por medio de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
R/ Tuyo es el reino…
Invitación a la Comunión (Cfr. Jn 9,11)
Éste es Jesucristo, el Señor
que nos dice:
“Yo soy el pan de vida.
Todos los que coman mi carne y beban mi sangre
tienen vida eterna.
Ellos viven en mí y yo en ellos,
y les resucitaré en el último día”.
R/ Señor, no soy digno…
que nos dice:
“Yo soy el pan de vida.
Todos los que coman mi carne y beban mi sangre
tienen vida eterna.
Ellos viven en mí y yo en ellos,
y les resucitaré en el último día”.
R/ Señor, no soy digno…
Oración después de la Comunión
Oh Dios de todo lo viviente:
Por tu Hijo Jesús nos hemos cerciorado en esta eucaristía
de que él es la resurrección y la vida
y de que, si creemos en él,
tenemos ahora ya vida eterna.
Que su carne y su sangre nutran esta vida en nosotros
y que la hagan crecer día tras día
para que vivamos su vida hasta el extremo
y, con él y como él, la convirtamos en un don
para animar las vidas de los hermanos.
Que él nos conduzca a tu vida de alegría eterna.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús el Señor.
Bendición
Hermanos:
Dios nuestro Padre quiere que vivamos. Aceptemos de él la vida con gratitud como un don y una misión.
R/ Amén.
Nuestro Señor Jesucristo murió por nosotros para que podamos vivir.
Que vivamos con él una vida digna de los hijos e hijas de Dios.
R/ Amén.
El Espíritu, dador de vida, nos inspira a seguir el camino de Cristo como personas que vivamos para los otros.
Que él nos haga siempre disponibles y abiertos a cualquiera que tenga necesidad.
R/ Amén.
Y que la bendición del Dios de la vida, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros nos guarde en su amor y permanezca para siempre.
R/ Amén.
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