En este día en que celebramos la fiesta de San José, padre humano de Jesús, te presen- tamos, Padre, nuestros deseos y plegarias:
• Por la Iglesia, que camina por el mundo bajo el patronazgo y la custodia de San José, para que, como él y con su ayuda, cuidemos con respeto y cariño el misterio del Pueblo de Dios cuya Cabeza es Cristo.
• Por nuestro mundo, sus gobernantes e instituciones, para que sea la vida y la digni- dad de las personas, desde el nacimiento a la muerte, el centro de sus preocupacio- nes. Que se rompan las barreras que impiden a la gente salir de la pobreza, la perse- cución, la guerra o la injusticia.
• Para que, como san José, acojamos en nuestra vida a todas las personas que lo ne- cesitan y, libres de prejuicios, recibamos en nuestra casa a los inmigrantes aun a costa de incomprensiones y represalias.
• Para que cada uno de nosotros nos abramos al misterio que Dios ha puesto en nuestro propio corazón y sepamos, como san José, escuchar su voz y cumplamos su palabra.
• Para que, ante los extraños y difíciles caminos de la vida, sepamos comportarnos con justicia y fidelidad, poniendo nuestra confianza en solo Dios, nuestro Padre.
Estos son nuestros deseos, Padre, que a veces nos cuesta a nosotros mismos dejar nacer en nuestro corazón. Danos tu fortaleza para desearlos y ponerlos en práctica.
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