Al término de las fiestas de Navidad, en esta tercera manifestación de Jesús, tu Hijo amado, te presentamos, Padre, nuestros deseos:
• Que la Iglesia, Pueblo de Dios por el bautismo que a todos nos aúna como hijos y hermanos, ponga siempre a Jesús como centro de nuestras vidas superando todo otro interés que nos descentra del camino que Tú quieres para ella.
• Que el corazón de todos los hombres y mujeres de nuestro mundo se abra para acoger a Jesús, hombre como nosotros y fuente de vida y liberación, y pueda recibir la Buena Noticia que nos has dado.
• Que todos aquellos que se sienten últimos, heridos y abandonados, se sientan acogidos por Aquel que los eligió como compañeros de vida para no perder nunca la esperanza.
• Que todos nosotros, individualmente y como comunidad, nos coloquemos también en el “abajo” de la vida como compañeros de camino de todos los que sufren para que, como Jesús, podamos escuchar tu Palabra y seamos para ellos fuente de esperanza.
• Señor Jesús, te pedimos dejarnos conducir, como tú, por el Espíritu que se ha derramado en nuestros corazones. Que Él nos vaya sumergiendo en tu nueva vida y nos desplace hacia los lugares que tú has escogido habitar.
Escucha, Padre, estos nuestros deseos y danos la fuerza de tu Espíritu para llevarlos a cabo.
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