Comenzamos la semana con una invitación a la novedad. El vino nuevo se echa en odres nuevos. ¿Por qué tanto miedo a la novedad? ¿Por qué virgencita, virgencita, que me quede como estoy?
Lo nuevo tira de lo viejo… Somos hijos del Dios que “hace nuevas todas las cosas”. Y sin embargo nos aferramos a nuestras viejas certidumbres. ¿Será que nos fiamos más de nuestras comodidades-seguridades que de la novedad de nuestro Dios? ¿Por qué no dejamos que lo nuevo arrastre todo lo caduco de nuestra vida?
Nuestro Dios permanentemente nos pone en movimiento, nos saca de nuestra rutina. Pero a nosotros nos gusta tenerlo todo controlado. Sabemos que si siempre hacemos lo mismo vamos a obtener siempre los mismos resultados, si siempre buscamos en los mismos lugares encontraremos las mismas cosas. El futuro, en manos de Dios, se convierte en promesa y esperanza.
Una semana por delante para echar el vino nuevo en odres nuevos. ¿Qué vino queremos guardar estos días en el sitio que se merece?
En este octavario de oración por la unidad de los cristianos, acudimos a nuestro Dios: Que podamos, Dios bendito, caminar por caminos buenos, viviendo en esta tierra como hermanos y hermanas, gozando de las bendiciones de los demás y haciendo nuestro su dolor, unidos contigo, en el nombre de Jesús, y con el aliento vivificador del Espíritu que renueva la faz de la tierra. Amén.
Óscar Romano, cmf
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