29 diciembre 2013

Propuesta básica

El documento preparatorio para el próximo Sínodo de los Obispos, que tratará sobre LOS DESAFÍOS PASTORALES SOBRE LA FAMILIA EN EL CONTEXTO DE LA EVANGELIZACIÓN, incluye un cuestionario que se ha pasado a numerosos grupos, Asociaciones y Movimientos eclesiales. La primera pregunta de dicho cuestionario es la siguiente: ¿Cuál es el real conocimiento de las enseñanzas de la Biblia, de la Gaudium et Spes, de la Familiaris Consortio y de otros documentos del Magisterio postconciliar sobre el valor de la familia según la Iglesia Católica? Y la mayoría de respuestas indican que, salvo en grupos muy concretos y minoritarios, dichas enseñanzas son poco conocidas por el conjunto de los miembros de la Iglesia por diferentes motivos, entre ellos, la dificultad de comprensión de algunos documentos, que provoca que no se acoja su mensaje.
La fiesta de la Sagrada Familia nos invita precisamente a acoger la enseñanza de la Biblia sobre el valor de la familia, y lo hace de un modo sencillo, para que pueda ser comprendido por todos. Y en la oración colecta hemos pedido: Dios, Padre nuestro, que has propuesto a la Sagrada Familia como maravilloso ejemplo a los ojos de tu pueblo, concédenos, te rogamos, que imitando sus virtudes domésticas y su unión en el amor, lleguemos a gozar de los premios eternos en el hogar del cielo.
Hoy se nos hace una “propuesta básica” para comprender, acoger y vivir lo que es la familia cristiana. Y esa propuesta básica tiene dos puntos: virtudes domésticas y unión en el amor.
¿Cuáles son las virtudes domésticas? Las encontramos en la 1ª y 2ª lecturas. En la 1ª, varias veces indica que hay que honrar y respetar al padre y a la madre. En la 2ª, señala la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión, el perdón.
E indica expresamente: Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Es el segundo punto de la propuesta básica: la unión en el amor. Una unión que hay que vivir y mantener en los momentos buenos y también cuando llegan las dificultades, como hemos escuchado en el Evangelio que es lo que hizo la Sagrada Familia cuando se vio obligada primero a huir a Egipto, luego a volver a Israel, retirándose a Nazaret… Pero en todo momento unidos: José cogió al niño y a su madre… se fue… volvió… se retiró…
Estos dos puntos contienen la propuesta básica sobre la familia cristiana, pero aún podemos preguntarnos si es posible vivir esta propuesta. El Papa Francisco, en su discurso a las familias (26-octubre-2013), se hacía esta misma pregunta, y decía: Muchas veces la vida es pesada, y tantas veces trágica… Pero aquello que más pesa en la vida no es esto, lo que más pesa es la falta de amor. Pesa no recibir una sonrisa, no ser acogidos. Pesan ciertos silencios entre marido y esposa, entre padres e hijos, entre hermanos. Sin amor, el cansancio se hace más pesado.
Para que no falte ese amor, san Pablo recomendaba también en la 2ª lectura: todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, ofreciendo la Acción de Gracias… La Eucaristía es el Sacramento de amor, y por eso la fuente de la unión en el amor de la familia cristiana, porque nos introduce en el misterio de amor que es Dios mismo y que reflejó la Sagrada Familia.Aunque es una propuesta básica, no es fácil imitar a la Sagrada Familia en sus virtudes domésticas y en su unión en el amor. No hay recetas mágicas pero el Papa también indicaba lo siguiente: para llevar adelante una familia es necesario usar tres palabras: permiso – gracias – perdón.
Pidamos permiso para no ser invasores. En familia, ¿puedo hacer esto, te gusta que haga esto?
Demos gracias, gracias por el amor, pero ¿cuántas veces al día le dices gracias a tu mujer o a tu marido? Cuántos días pasan sin decir esta palabra: gracias.
Y todos nos equivocamos, y a veces alguno se ofende en la familia o en el matrimonio. No terminen la jornada sin hacer la paz, cada día. Disculpa y se recomienza.
Usemos estas tres palabras en la familia: permiso, gracias y disculpa. Sintetizan la propuesta básica para la familia cristiana, y todos podemos comprenderlas; nos ayudarán a cultivar las virtudes domésticas y a desarrollar la unión en el amor, como la Sagrada Familia, y a transmitirlas, para que también un día lleguemos a gozar de los premios eternos en el hogar del cielo.

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