01 diciembre 2013

Domingo I del Adviento

Hoy es domingo, 1 de diciembre.
Especialmente en Adviento hay que vivir despiertos. Llega el Dios que trae libertad y vida para los pobres, los desanimados y los hambrientos de futuro y esperanza. Cada momento de oración nos permite descubrir la fuerza del silencio que ilumina y alimenta esa esperanza. Es una bella forma de comenzar el Adviento, ven Señor Jesús. Cuando este mundo es oscuro como la noche, tú eres la luz. Cuando nos asalta la tentación de abandonar, tú eres el camino. Cuando caemos en la lucha, tú sanas la vida. Ven, Señor Jesús.
La lectura de hoy es del evangelio de Mateo (Mt 24, 37-44):
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por lo tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.»
Comienza el Adviento, un nuevo año litúrgico y su primer mensaje. Hay que estar despiertos. Es urgente tomarse en serio la vida. No quedarse dormidos, tender a lo que no tiene valor. Es tiempo para ir a lo central. ¿Cuáles son tus sueños más profundos, aquello que te hace vibrar por dentro?
El Adviento trae otro gran anuncio. La revelación de quién es Dios. Llega el juez que castiga, llega el Dios que ilumina, que acompaña el camino de la vida, que libera. Ese es el que va a nacer. ¿En qué momento de la vida te pilla su llegada? ¿Cómo te encuentras? ¿Con qué vas a recibirle?
Hoy estamos de estreno. Arranca un tiempo nuevo. Mateo habla de diluvios, secuestros y ladrones. No pretende asustar ni atemorizar. Busca despertar para poder recibir la promesa eterna de un Dios que es amor. Al leer de nuevo el evangelio, déjate contagiar por ese mensaje de esperanza.
Dios de vida
 
Eres un Dios de vida,
no de muerte o violencia no de guerra,
ni de indiferencia.
La vida en germen,
que crece, invisible;
la vida recién nacida,
con todo por escribir;
la vida capaz de admirarse con ojos de niño
al descubrir el mundo;
la vida bulliciosa
del joven que explora
la edad de las posibilidades;
la vida encarnada
de quien ya ha elegido,
y conoce la tierra que pisa; la vida otoñal,
que conjuga sabiduría y cansancio,
memorias y afectos,
viejos anhelos
y aún nuevas ilusiones.
La vida que se encamina
a un nuevo mañana.
La Vida prometida, eterna,
contigo.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
Este tiempo es muy especial. Esperamos la llegada del que sabemos que ya llega. Ahora mismo puedes hablar con él, con Jesús. hablar de lo que te mueve por dentro, de lo que esperas de él, con la confianza de saber que el amigo siempre está de tu parte. Esta oración te pueda acompañar a lo largo de la semana, repitiendo en tu interior, una y otra vez ese anhelo. Ven pronto, Señor; ven pronto, Señor…

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