24 diciembre 2013

Con María y José caminamos juntos a Belén, dice el Papa

VATICANO, 22 Dic. 13 / 10:59 am (ACI/EWTN Noticias).- “Nos disponemos  a celebrar la Navidad contemplando a María y a José: María, la mujer llena de gracia que ha tenido el coraje de encomendarse totalmente a la Palabra de Dios; José, el hombre fiel y justo que ha preferido creer al Señor en lugar de escuchar las voces de la duda y del orgullo humano”.
“José y María vivían en Nazaret; aún no habitaban juntos, porque el matrimonio todavía no se había celebrado. Mientras tanto, María, después de haber acogido el anuncio del Ángel, estaba encinta por obra del Espíritu Santo. Cuando José se da cuenta de este hecho, permanece desconcertado”.
El Papa Francisco remarcó que “en lugar de defenderse y de hacer valer sus propios derechos, José elige una solución que para él representa un enorme sacrificio. Y el Evangelio dice: ‘Como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto’”.
“¡Esta breve frase resume un verdadero y propio drama interior, si pensamos en el amor que José tenía por María! Pero también en semejante circunstancia, José desea hacer la voluntad de Dios y decide, seguramente con gran dolor, despedir a María en secreto”.
“Es necesario meditar sobre estas palabras, para entender cuál fue la prueba que José tuvo que sostener en los días que precedieron el nacimiento de Jesús. Una prueba semejante a la del sacrificio de Abraham, cuando Dios le pidió a su hijo Isaac: renunciar a lo más precioso, a la persona más amada”. “El Evangelio nos muestra toda la grandeza de espíritu de San José”. José “estaba siguiendo un buen proyecto de vida, pero Dios reservaba para él otro designio, una misión más grande”.
“José era un hombre que escuchaba siempre la voz de Dios, profundamente sensible a su secreto deseo, un hombre atento a los mensajes que le llegaban de lo profundo del corazón y de lo alto. Y así, ¡era un hombre bueno! No odiaba, y no permitió que el rencor le envenenara el ánimo”.
“¡Pero cuántas veces a nosotros el odio, también la antipatía, el rencor nos envenenan el alma! ¡Esto hace mal! No lo permitan jamás, él es un ejemplo de esto. Y de este modo José se volvió más libre y grande aún”.
“Aceptándose según el designio del Señor, José se encuentra plenamente, más allá de sí mismo. Esta libertad suya de renunciar a lo que es suyo, a la posesión de su propia existencia, y esta plena disponibilidad interior suya a la voluntad de Dios, nos interpelan y nos muestran el camino”.

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