Cuando un miembro de la realeza o de la nobleza, o con una posición social elevada, en lugar de comportarse de un modo altivo, frío y distante, marcando distancias, se comporta de una manera afectuosa, cercana… se suele decir: “Es que es muy campechano”. El diccionario define esta palabra como que se comporta con llaneza y cordialidad, sin imponer distancia en el trato. Y también define campechano como alguien afable, sencillo, que no muestra interés alguno por las ceremonias y formulismos. No se trata de ser una persona descuidada o maleducada, sino de prescindir de una serie de etiquetas y ritualismos que distancian a las personas en lugar de ayudar a que se relacionen con normalidad.
A menudo utilizamos para hablar de Dios adjetivos calificativos y superlativos como Todopoderoso, Altísimo, Omnisciente, Divina Majestad… que son correctos, pero que sitúan a Dios en un plano prácticamente inalcanzable para nosotros, “pobres mortales”. Desde esta perspectiva, Dios era alguien temible por su grandeza y poder, a quien sólo se podía adorar mediante complicados rituales y ceremonias, llevados a cabo por “especialistas en el culto”, mientras el pueblo llano debía mantenerse a distancia.
Pero ya en la 1ª lectura empezamos a darnos cuenta de que Dios es y se nos muestra muy campechano. No se niega su grandeza y poder: Señor, el mundo entero es ante ti como un grano de arena… como gota de rocío… Sin embargo, muestra su grandeza, su verdadera grandeza de un modo peculiar: Te compadeces de todos, porque todo lo puedes… a todos perdonas, porque son tuyos… La grandeza de Dios no se manifiesta de un modo temible, sino en su amor a sus criaturas, a los hombres: Amas a todos los seres y no odias nada de lo que has hecho… ¿Cómo subsistirían las cosas si tú no lo hubieses querido?
Un amor, además, que no es simplemente un sentimiento bueno, una mera simpatía, sino que es misericordioso: cierras los ojos a los pecados de los hombres, para que se arrepientan… Un amor misericordioso y paciente: corriges poco a poco a los que caen; a los que pecan les recuerdas su pecado, para que se conviertan y crean en ti. Un amor misericordioso, paciente, cercano, entrañable: A todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida.
Y este Dios Todopoderoso, que nos muestra su poder infinito amándonos de un modo misericordioso, paciente, cercano y entrañable, es tan campechano que ha venido a nosotros en su Hijo, hecho hombre por nuestra Salvación. Jesús, el Hijo de Dios, podría haber ocupado un puesto social y político importante, y relacionarse sólo con personas de su “clase y condición”, y rodearse de admiradores, pero desde el principio quiso nacer como pobre y vivir entre los pobres.
Jesús, como su Padre, es también muy campechano y no muestra interés alguno por las ceremonias y formulismos, y por eso al ver a Zaqueo dijo: baja en seguida, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa, sin prestar oídos a quienes murmuraban diciendo: Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.
Jesús, tan campechano como su Padre, muestra también su grandeza al acoger la conversión de Zaqueo: Hoy ha sido la salvación de esta casa. Y personifica para nosotros el amor misericordioso, paciente, cercano y entrañable de Dios Padre afirmando: el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.
¿Qué imagen de Dios prevalece en mí: la de los calificativos superlativos, o la del amor misericordioso, paciente, entrañable? ¿Cómo me relaciono con Él, desde “la distancia” o desde la cercanía, dejándole como Zaqueo que se aloje en mi casa, en mi vida? ¿Qué consecuencias tiene para mi vida y para mi testimonio de fe uno u otro modo de relacionarme con Dios?
Ante el Dios “campechano”, el Dios amor misericordioso, paciente, cercano y entrañable, el Dios que en su Hijo ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido, nuestra respuesta sólo puede ser, como Zaqueo, la conversión verdadera. Dejemos que nos corrija, dejemos que se aloje en nuestra vida, vivamos nuestra amistad con Él, que nos llama amigos, de un modo cercano, sin formulismos, para que también pueda decirnos: Hoy ha sido la salvación de esta casa, hoy ha sido tu salvación.
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