Una sonrisa cuesta poco y produce mucho.
No empobrece a quien la da
y enriquece a quien la recibe.
Dura sólo un instante
pero perdura en el recuerdo eternamente.
Es señal externa de la amistad profunda.
Nadie hay tan rico que no pueda vivir sin ella,
y nadie tan pobre que no la merezca.
Una sonrisa alivia el cansancio,
renueva las fuerzas y es consuelo en la tristeza.
Una sonrisa tiene valor desde el comienzo en que se da. Si crees que a ti la sonrisa no te aporta nada, sé generoso y da la tuya,
porque nadie tiene tanta necesidad de la sonrisa como quien no sabe sonreír.
(Michel Quoist)
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