Yo creo sólo en un Dios,
en Abbá, como creía Jesús.
Yo creo que el Todopoderoso
creador del cielo y de la tierra
es como mi madre y puedo fiarme de él.
Lo creo porque así lo he visto en Jesús, que se sentía hijo.
Yo creo que Abbá no está lejos sino cerca, al lado, dentro de mí.
Creo sentir su aliento como una vista suave que me anima
y me hace más fácil caminar.
Creo que Jesús, más aún que un hombre
es enviado, mensajero.
Creo que sus palabras son palabras de Abbá
creo que sus acciones son mensajes de Abbá.
Creo que puedo llamar a Jesús
la palabra presente entre nosotros.
Yo sólo creo en un Dios,
que es padre, palabra y viento
porque creo en Jesús, el hijo,
el hombre lleno del Espíritu de Abbá.
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