01 enero 2013

Érase una vez... Sigue tocando


La cercanía de Dios
Deseando dar ánimo a su hijo para que progresara en el piano, una madre llevó a su pequeño a un concierto de Paderewski.
Después de sentarse, la madre vio a una amiga en la platea y fue a saludarla. El pequeño, cansado de esperar, se levantó y comenzó a corretear el lugar hasta que llegó a una puerta donde estaba escrito: "Prohibida la entrada".
De repente, las cortinas se abrieron y las luches cayeron sobre un impresionante piano Steinway en el centro del escenario.
Cuando las luces se apagaron y el concierto estaba a punto de empezar, la madre regresó a su lugar y descubrió que su hijo no estaba allí. Horrorizada, la madre vio a su hijo sentado al teclado inocentemente, tocando las notas de... "Mambrú se fue a la guerra"...
En aquel momento, el gran maestro de piano hizo su entrada, rápidamente fue al piano y susurró al oído del niño: "No pares, continúa tocando".
Entonces, apoyado, Paderewski extendió su mano izquierda y empezó a llenar la parte del bajo. Luego puso su mano derecha alrededor del niño y agregó un bello arreglo de melodía. Juntos, el viejo maestro y el joven aprendiz transformaron una situación embarazosa en una situación maravillosamente creativa.
El público emocionado, aplaudió puesto en pie.
Tal vez Dios es nuestro pianista...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario