18 diciembre 2012

Reflexión: ¡Alegraos!

¡Alegraos!


El Señor está cerca. En este domingo, llamado por la tradición católica "domingo gaudete" (alegraos), nos situamos entre la proximidad de la Navidad del Señor, y la siempre necesaria preparación par ala última venida de Cristo al final de los tiempos. Y siempre sin miedos; con gozo, con alegría. Ese esperar nunca es cruzados de brazos -lo hemos dicho ya muchas veces-. La espera del cristiano es una espera activa; es vivir ensanchando los caminos del Señor, allanándolos -como decíamos el domingo pasado- para que el Señor no encuentre muchos baches y estorbos al querer venir a nosotros. El necesario cambio de vida es fundamental (la conversión). En el Evangelio que hoy escuchamos en la Misa, Juan el Bautista responde a las preguntas que algunos le hacen sobre esa conversión, con ejemplos muy prácticos: "El que tenga dos túnicas que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo. (...) No hagáis extorsión a nadie, ni os aprovechéis con denuncias". Y es que, cambiar de vida no es algo que queda en un mero sentimentalismo, o en cositas secundarias, sino que debe ser algo palpable en la vida cotidiana. La conversión nos hace vivir con los pies en la tierra, en la espera gozosa del Señor.
En los próximos días vamos a celebrar una de las principales fiestas del año cristiano: el Nacimiento del Salvador. Esperamos a un Jesús que -en palabras del Bautista- es el que "nos bautizará con Espíritu Santo y fuego". Son días importantes para nuestra fe. Por eso, escuchando hoy las palabras del Bautista en el Evangelio ("El que tenga dos túnicas que las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo"), vayamos preparando ya la Navidad. Que este año, en estos tiempos difíciles para muchas familias, sea una Navidad verdaderamente sencilla y verdadera, en la que dejemos lugar al compartir con los hermanos. Sólo así será la verdadera Navidad del Señor. ¡Alegrémonos! ¡El Señor está cerca!
José Javier García

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