Por Alesandro Pronzato
Hechos 3, 13-15.17-19 / 1 Juan 2,1-5 / Lucas 24, 35-48
Cuando el cura recita la lección
Hechos 3, 13-15.17-19 / 1 Juan 2,1-5 / Lucas 24, 35-48
Cuando el cura recita la lección
El domingo, Santiago, el amigo impertinente, me ha dado con el codo, susurrándome: «Esto se pone mal, hoy... prepárate».
El párroco estaba ausente, por motivos familiares, y la celebración, con la consiguiente homilía, ha tocado al curita coadjutor: brillante, desenvuelto, al día y también -pero es sólo una impresión mía- un poco presuntuoso. Como ya había pasado otras veces, ha sido, más que una predicación como yo la entiendo, una lección según su estilo característico. Ha sacado los papeles como siempre y ha desarrollado su cometido intrépido. Impecable desde el punto de vista teológico, exegético, con alguna incursión rápida en el campo sociológico. Es inteligente, está preparado, y le gusta lucirlo. Sigue leyendo...
El párroco estaba ausente, por motivos familiares, y la celebración, con la consiguiente homilía, ha tocado al curita coadjutor: brillante, desenvuelto, al día y también -pero es sólo una impresión mía- un poco presuntuoso. Como ya había pasado otras veces, ha sido, más que una predicación como yo la entiendo, una lección según su estilo característico. Ha sacado los papeles como siempre y ha desarrollado su cometido intrépido. Impecable desde el punto de vista teológico, exegético, con alguna incursión rápida en el campo sociológico. Es inteligente, está preparado, y le gusta lucirlo. Sigue leyendo...