Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san
Marcos 6, 30-34
Al regresar de su misión, los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
Él les dijo: «Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco». Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al ver los partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.
Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.
Da pues a tu siervo un corazón sabio”
Dios concedió a Salomón una sabiduría e inteligencia extraordinarias. La Sabiduría como Don de Dios es lo que podemos observar en este texto. Salomón pide la sabiduría desde la humildad, con prudencia sin ningún tipo de interés ni egoísmo. Pide a Dios que le dé certeza en el arte de gobernar a su pueblo. Le urge la necesidad del buen juicio y sentido común para saber decidir bien ante los problemas de un pueblo numeroso. Todos necesitamos de la sabiduría para nuestra vida comunitaria o familiar pues quizás en ocasiones nos encontremos con decisiones difíciles ante las que no tengamos capacidad de discernir, de encontrar una solución. Solo desde esa sabiduría, regalo de Dios, sabremos dar claridad y ayuda a los demás. Por eso hoy podemos pedir, como Salomón, que nos sea concedida la sabiduría, un corazón atento que escucha. Podríamos decir como en el salmo “enséñame tus leyes… no permitas que me desvíe de tus mandamientos… mi alegría es el camino de tus preceptos más que todas las riquezas”.
“Venid vosotros a un sitio tranquilo a descansar”
En este Evangelio vemos dos tipos de escenas. Por un lado Jesús invita a sus discípulos a ir un sitio tranquilo a descansar. Tenemos una gran necesidad de silencio, de recogimiento, de soledad, ante la mucha agitación que vivimos. Tenemos prisa en todo, demasiado activismo que nos agota y empobrece. La mayor parte de la gente vive sumida en el estrés. Por eso queremos descansar, anhelamos un tiempo de descanso, un poco de paz en nuestras vidas, vivir la oración como Jesús. La otra escena que podemos vivir es la escucha, la compasión, el compartir. Jesús ve una multitud y le da lástima. Ve a la gente como ovejas sin pastor, y sin mirar el tiempo que le va a quitar, ni las fuerzas que tendrá que consumir, se pone a enseñarles. Nosotros tenemos necesidad de tener a alguien con quien compartir lo que vivimos, lo que sentimos, tenemos gran sed de ser escuchados. Por eso debemos empezar nosotros a dar eso que Jesús manifiesta en este Evangelio y que nuestro corazón necesita. Situarnos delante de la otra persona con todo nuestro tiempo, con todo lo que somos y tenemos para así poder aliviar sus necesidades más profundas, saber encontrar siempre el hueco grande y alentador para estar con Jesús, para así poder estar también con nuestros hermanos los hombres.
Él les dijo: «Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco». Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al ver los partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.
Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.
Compartiendo la Palabra
Por Dominicos.org
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Da pues a tu siervo un corazón sabio”
Dios concedió a Salomón una sabiduría e inteligencia extraordinarias. La Sabiduría como Don de Dios es lo que podemos observar en este texto. Salomón pide la sabiduría desde la humildad, con prudencia sin ningún tipo de interés ni egoísmo. Pide a Dios que le dé certeza en el arte de gobernar a su pueblo. Le urge la necesidad del buen juicio y sentido común para saber decidir bien ante los problemas de un pueblo numeroso. Todos necesitamos de la sabiduría para nuestra vida comunitaria o familiar pues quizás en ocasiones nos encontremos con decisiones difíciles ante las que no tengamos capacidad de discernir, de encontrar una solución. Solo desde esa sabiduría, regalo de Dios, sabremos dar claridad y ayuda a los demás. Por eso hoy podemos pedir, como Salomón, que nos sea concedida la sabiduría, un corazón atento que escucha. Podríamos decir como en el salmo “enséñame tus leyes… no permitas que me desvíe de tus mandamientos… mi alegría es el camino de tus preceptos más que todas las riquezas”.
“Venid vosotros a un sitio tranquilo a descansar”
En este Evangelio vemos dos tipos de escenas. Por un lado Jesús invita a sus discípulos a ir un sitio tranquilo a descansar. Tenemos una gran necesidad de silencio, de recogimiento, de soledad, ante la mucha agitación que vivimos. Tenemos prisa en todo, demasiado activismo que nos agota y empobrece. La mayor parte de la gente vive sumida en el estrés. Por eso queremos descansar, anhelamos un tiempo de descanso, un poco de paz en nuestras vidas, vivir la oración como Jesús. La otra escena que podemos vivir es la escucha, la compasión, el compartir. Jesús ve una multitud y le da lástima. Ve a la gente como ovejas sin pastor, y sin mirar el tiempo que le va a quitar, ni las fuerzas que tendrá que consumir, se pone a enseñarles. Nosotros tenemos necesidad de tener a alguien con quien compartir lo que vivimos, lo que sentimos, tenemos gran sed de ser escuchados. Por eso debemos empezar nosotros a dar eso que Jesús manifiesta en este Evangelio y que nuestro corazón necesita. Situarnos delante de la otra persona con todo nuestro tiempo, con todo lo que somos y tenemos para así poder aliviar sus necesidades más profundas, saber encontrar siempre el hueco grande y alentador para estar con Jesús, para así poder estar también con nuestros hermanos los hombres.
MM. Dominicas Monasterio Sta. María la Real
Bormujos (Sevilla)
Bormujos (Sevilla)