Los hay jóvenes y mayores, hombres y mujeres a título individual y familias completas o con alguno de sus miembros, españoles e inmigrantes. No hay un perfil cerrado para el 'sintecho' en Valladolid, solo cifras, y aproximadas, porque es difícil cuantificar la «tragedia humana» de dormir en la calle. En vísperas del Día de los Sin Techo (27 de noviembre), Cáritas Diocesana estima que unos 2.000 vallisoletanos carecen de hogar, mientras que entre 25 y 30 más no tienen ni siquiera un techo donde cobijarse porque están fuera del albergue municipal, de viviendas de protección o de los denominados 'pisos patera', entre otros. Son, a juicio del director de esta entidad, Jesús García Gallo, cifras similares a las del año 2009, cuando se produjo el mayor incremento de los últimos años entre quienes engrosan estas estadísticas, pero con una cara más amarga; la del deterioro. «Aumenta el fenómeno de vivienda compartida, de pisos no vamos a decir clandestinos, pero convertidos en hostales, de acogimiento familiar, y es en parte por el deterioro derivado de la crisis económica», dijo sobre el 'sinhogarismo' el director. ¿Qué ocurre con los 'sintecho'? La cifra es similar, incluso puede decrecer, pero que en una ciudad como Valladolid existan entre 25 y 30 personas pernoctando cada día en la calle «es una tragedia humana», calificó García Gallo. Máxime, si se tiene en cuenta que existen personas con enfermedades, algunas incluso con patologías mentales, que requieren una atención constante. «Y las muertes vinculadas con estos colectivos en circunstancias alejadas a las causas naturales se suceden, menos que otros años, pero siguen produciéndose», alertó García Gallo. En lo que va de año, Cáritas tiene constancia de ocho fallecimientos de personas sin hogar o sin techo vinculados con ahogamientos, atropellos e, incluso, un caso por inanición el pasado mes de mayo. «Es verdad que antes podía haber 15 personas al año que morían por circunstancias vinculadas al 'sinhogarismo', pero ahora, aunque menos, las sigue habiendo».
Así que unos días antes de que la sociedad se despierte en la jornada de los 'sintecho', Cáritas Diocesana se suma este año a la campaña 'Todos somos ciudadanos. Nadie sin hogar' con la que pretenden «concienciar y sensibilizar» sobre la importancia de que la igualdad de derechos se haga efectiva y llegue también a quienes carecen de un hogar. «Entre nosotros hay personas que no pueden ejercer el derecho a la ciudadanía. Se están generando colectivos de segunda, no tienen hogar y no pueden ejercer sus derechos correspondientes», denunció el director de Cáritas. Y fue más allá. Invitó a los ciudadanos a que comparen el número de personas sin vivienda en la ciudad y el número de pisos vacíos que existen.
Con ejemplos claros se dirigió a los medios Raquel García, la responsable del programa de atención a personas sin hogar de Cáritas Valladolid, 'Volver a Ser'. La «invisibilidad social» a la que, según García, la sociedad ha sometido a los Sin Techo les convierte en personas «indignas» que se ven abocadas a la exclusión y a la discriminación. «Si van a un centro de salud para ser atendidos a veces se encuentran con el rechazo por el aspecto o incluso con que no tienen una tarjeta sanitaria, porque si no tienen hogar no se pueden empadronar», comentó García, una situación hacia la que entonó un cambio. «Entendemos que podrían empadronarse donde tenga su vivienda, si es en un piso que ha ocupado o en una chabola o donde sea».
La llamada de este año es así la «sensibilidad con las personas sin hogar» para que puedan ser visibles a través de tres cauces. El primero, el de las administraciones públicas, a quienes Cáritas solicita un marco legal que contemple la exclusión social y facilite la tramitación burocrática para empadronamiento; a los medios de comunicación, para que contribuyan en la sensibilización, y a los ciudadanos, para que no distingan entre derechos y regalos a los pobres. «Todos somos seres humanos, todos somos titulares de derecho», concluyeron. El objetivo, así, es el fijado por Europa; que nadie duerma en la calle en el año 2015.
Fuente: El Norte de Castilla.es