Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según
san Lucas 13, 18-21
Jesús dijo:«¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas». Dijo también: «¿Con qué podré comparar el Reino de Dios? Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa»
Compartiendo la Palabra
Por Dominicos.org
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Seguimos leyendo la carta que escribe Pablo a los cristianos de Roma; este martes unos bellísimos versículos que nos invitan a confiar en que, a pesar de nuestros errores, sufrimientos, estos no tendrán la última palabra; también, se nos invita a escuchar a nuestro interior porque no sólo el Espíritu habla dentro de nosotros, sino que habita, ha plantado su tienda, dentro nosotros; y también, entre otras cosas, Pablo nos anima a esperar con perseverancia lo que no vemos. En definitiva, Pablo nos describe algunos matices de la Esperanza. La Esperanza no es algo abstracto, lejano a lo que nos acercamos… La Esperanza es algo presente, que puede referirse al futuro, pero lo estoy viviendo yo, aquí y ahora. La Esperanza es ese caudal de vida que se mueve dentro de nosotros y muchas veces se cifra sencillamente en palabras como: ¡Vamos para adelante! En el Evangelio, Jesús nos habla del Reino de Dios por medio de parábolas. El Reino de Dios se parece a… Tendemos a fijarnos sólo en el último término de la parábola, es decir, en los frutos del Reino de Dios. Pero Lucas, antes de llegar a los frutos (un arbusto con ramas donde los pájaros anidan y la levadura que fermenta), describe un proceso que es necesario atravesar para poder llegar a los frutos: un hombre que toma un grana de mostaza, lo planta en su huerto; este crece y da los frutos. O bien la versión femenina del mismo proceso: un mujer que toma levadura, la mete en tres medidas de harina, hasta que fermenta. Las lecturas de este martes nos invitan a vernos inmersos, a darnos cuenta, de que el Reino de Dios es algo que actúa desde el principio; es una realidad que necesariamente pasa por diversas etapas, momentos… según el Evangelio de hoy. El Reino de Dios es un proceso que avanza, que no se detiene. Por tanto, la realidad del Reino de Dios, que se encuentra en la etapa de crecimiento, sazonado con la Esperanza que nos habla Pablo en la primera lectura es un plato de primera calidad para cualquier comensal.
Fray José Rafael Reyes González
Convento de San Clemente - Roma
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