Después, cuando menos lo esperas aparece más fresca la vida. Y cuanto más alto miras, cuanto más te sorprendes más pequeños, más de rodillas eres ante Dios. Después, cuando menos lo esperas el tiempo ha marcado su ritmo, y un sendero por dentro ha tejido otra entraña más viva. Entonces apareces más hermano, más hijo, más... de rodillas. Es casi sin querer, al compás del deseo, de la ilusión, como el hombre va haciéndose criatura, más a la imagen del corazón del amor. Y después, cuando menos lo esperas no puedes menos que querer de rodillas. |