Este Viernes Santo de 2011, tan tardío en 22 de abril, comenzará con una nueva procesión de Regla, que se adelanta casi veinte y cuatro horas en su ubicación histórica: la propia de la Ilustre Cofradía de Nuestra
Señora de las Angustias. No importa que sea la una de la madrugada y que el día haya sido intenso, repleto de recorridos, itinerarios y otras penitencias. Los incondicionales se agolpan ante la fachada teatral de la penitencial, mientras se producen los primeros compases hacia la calle Alonso Berruguete con cuatro pasos a hombros: “Cristo en la Cruz o de los Carboneros” (Francisco del Rincón, principios del siglo XVII), “San Juan y Santa María Magdalena al pie de la Cruz, del antiguo paso de la Sexta Angustia” (Gregorio Fernández, hacia 1621), “Cristo Yacente” (taller vallisoletano, siglo XVII) y “Nuestra Señora de las Angustias” del maestro Juni, que una vez más se encuentra en las calles de Valladolid, arropada por sus fieles, esta vez camino de la Catedral, donde rezarán a altas horas de esta “madrugada santa” una Estación ante el Santísimo Sacramento. En el regreso, volverá a abrazar el cortejo los contornos de la Catedral. Con los primeros rayos del día, en un escenario tan diferente como es el Paseo Zorrilla y la parroquia de la Inmaculada Concepción, se iniciará el Vía Crucis de los franciscanos, con su cruz más contemporánea, la que realizó Francisco Fernández León en 1993, sencilla y austera como el sayal de los hijos del seráfico Padre. El recorrido son las nuevas calles, aledañas de la gran avenida del crecimiento y del ensanche de la ciudad en el siglo XX.
Pocos minutos más tarde, una de las imágenes más clásicas de esta Semana Santa castellana se pondrá en marcha: los jinetes y el pregonero de la cofradía de las Siete Palabras, a caballo, anunciarán a los cuatro vientos que, a las doce de la mañana, en la Acera de San Francisco de la Plaza Mayor, predicará sobre las Siete Palabras que Cristo “nuestro bien” pronunció desde la cruz el arzobispo Ricardo Blázquez Pérez, titular de esta archidiócesis desde mediados de abril del año pasado y que en este 2011 conocerá por vez primera todos estos actos que definen los días de Pasión. Partirán a las ocho y media de la mañana, desde el Arzobispado, donde habrán recibido el pergamino correspondiente de manos del prelado, para continuar por pasajes de estampa como la iglesia de San Pablo, la calle Cadenas de San Gregorio con su Museo Nacional, la iglesia de la Antigua, la Plaza de la Universidad, la Catedral, la decimonónica calle Miguel Iscar, la Academia de Caballería, el Paseo Zorrilla con la parroquia de la Inmaculada Concepción delante del mencionado paso de la “Santa Cruz Desnuda”, el Paseo de los Filipinos, la Plaza de Colón, la Acera de Recoletos hasta recoger a la cofradía de las Siete Palabras con sus correspondientes escenas procesionales que llegarán para ilustrar las palabras del predicador en la Plaza Mayor.
La Semana Santa se encamina hacia su recta final. Tras la conclusión del recurrido Sermón, el gran paso de “Cristo entre los ladrones o Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” será situado en el Atrio de Santiago, donde se desarrollará un besapié. Tras la celebración de los Oficios litúrgicos de la Pasión del Señor, en las primeras horas de la tarde, las cofradías penitenciales se prepararán con toda solemnidad para unirse en la gran procesión de la “Sagrada Pasión del Redentor”, compuesta por diecinueve cofradías –aunque el arzobispo ha aprobado recientemente la del “Discípulo Amado”, todavía no integrada en la Junta de Cofradías de Semana Santa- y treinta y dos pasos, la mayoría de ellos realizados por los grandes maestros de la Escuela Castellana y, especialmente, las manos de Gregorio Fernández y sus discípulos más cercanos. El recorrido de este sermón plástico bien programado es lo suficientemente amplio como para ser contemplado por una multitud deseosa de participar en un gran espectáculo religioso, repleto de tradición, cultura, belleza, sensibilidad y arte. Son las siete y media de la tarde y parten de la penitencial de las Angustias, en la cual se reunieron las cinco cofradías que existían cuando se celebró, hace doscientos y un años la primera general de estas características. Entonces, fueron ocho pasos y el trayecto fue muy vigilado por las tropas invasoras francesas. Después será la pieza esencial de la restauración de la Semana Santa efectuada por el arzobispo Remigio Gandásegui a partir de 1922, rescatando elementos antiguos aunque en una plantilla nueva. Cada entrada de las cofradías participantes en sus sedes, después del trayecto, protagonizarán momentos cargados de intimismo. No faltará la Salve ante la Dolorosa de la Virgen de la Cruz o la Quinta Angustia, el Himno a Jesús Nazareno en la penitencial vecina del Ayuntamiento o el traslado solemne del “Santísimo Cristo de la Luz” desde el callejón del Padre Arregui, lateral de su sede, hasta la capilla del Palacio de Santa Cruz, efectuado a las doce de la noche, entre el Viernes y el Sábado Santos.
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