Se va a realizar un catálogo de su obra y una exposición de la misma. El autor de las coloristas vidrieras del Santuario, que pronto cumplirá 92 años, será homenajeado el día 8 de mayo.
Arantzazuko Adiskideak está preparando un homenaje al artista franciscano Javier Álvarez de Eulate, autor de las vidrieras de la Basílica, una de las piezas más hemosas del Santuario.
Con un concepto casi minimalista y un magistral juego de luces y colores, Eulate derramó en estas vidrieras gran parte de su largo saber y de su profunda maestría, así que no es de extrañar que los Amigos de Arantzazu hayan querido revalorizar su obra como ya hicieran con la cripta de Basterretxea.
El santuario de Arantzazu constituye un testimonio único de la labor desarrollada por un plantel de artistas sin precedentes. Algunos de ellos, personajes anónimos y desconocidos en los años 50, se convirtieron con los años en figuras de relieve internacional que acapararon los más prestigiosos premios y distinciones.
Pero la personalidad de Oteiza y la polémica originada por la prohibición de sus apóstoles consiguió eclipsar a sus compañeros.
El año de Eulate
La obra de Eulate no tiene la proyección de apostolado pero es, para muchos, una de las joyas del Santuario, y el 2011 será su año.
Arantzazuko Lagunak ya se está preparando la edición de un monográfico de la Revista 'Arantzazu' sobre dicho autor, impulsando la realización del catálogo de toda su obra, y ultimando los detalles de una exposición de la misma en Donostia. No obstante, la cita más emotiva será el homenaje que el artista franciscano que reside en el Convento de Olite, recibirá el 8 de la mayo en la Basílica, dentro de los actos de celebración del Día de Arantzazu. «Homenajearemos su vida y obra, a través de diversas actividades» han adelantado.
Este artista y religioso donostiarra nació el 26 de abril de 1919, así que el mes que viene cumplirá 92 años. Estudió durante dos años en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, amplió conocimientos pictóricos con Vázquez Díaz y Jorge Oteiza y tras concurrir a la Exposición de Artistas Noveles en 1949, ingresó franciscano.
Residió en Pamplona durante la guerra civil de 1936-1939, ciudad en la que conoció al pintor Jesús Basiano. En 1950 recibió el encargo de realizar la vidriería de la basílica de Aranzazu, que pese a proyectarse en 1953, no se construiría hasta 1969 por no agradar su concepción a las autoridades franciscanas. Esta circunstancia le llevó a una abierta complicidad artística con Oteiza que a la postre ha sido decisiva sobre su obra.
Sus bellísimas muestras de arte recorren sin dificultades el camino entre lo figurativo y lo abstracto, sin ninguna artificiosidad, dentro de unas coordenadas místico-poéticas en las que trazo, luz y color van de la mano. En la actualidad Reside en el convento de Olite (Navarra) y hace seis años pudo contemplarse en el claustro de la iglesia de San Francisco de esta villa una exposición de su pintura.
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