“Misioneros de esperanza entre los pueblos”
La misión toma carne en los hombres y mujeres llamados a entregar su vida al anuncio del Evangelio. Sin ellos, resulta imposible llevar adelante esta dimensión constitutiva de la Iglesia. Como el papa Francisco en su último Mensaje del Domund, les decimos: “¡Gracias de corazón!”. Ante una humanidad “con frecuencia distraída e infeliz” (Francisco), el testimonio de la esperanza es una realidad urgente. Cristo resucitado es la fuente de nuestra Esperanza, esa que nos pone en camino para ser testigos de Dios y de su amor en todo lugar y circunstancia. Esa esperanza, que viene de “lo alto”, se manifiesta en el plano horizontal como gesto de comunión entre los pueblos. Precisamente, León XIV ha comenzado su pontificado recordándonos que Dios “nos quiere a todos unidos en una única familia”. Tomado de OMP
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