DOMINGO XXIº DEL TIEMPO ORDINARIO
Verde
Sugerencias para la celebración
La lectura litúrgica de los textos que nos propone el leccionario dominical para este día nos exige poner el foco, no tanto en las dificultades inherentes a la vida cristiana -la puerta estrecha o los muchos que querrán y no podrán entrar-, sino en la llamada universal a participar del ofrecimiento de Dios: «Vendrán muchos de Oriente y Occidente, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios». Ese es el subrayado de este domingo.
Debemos agradecer la oferta universalista que hace el Señor, pues Él no se fija o no pone requisitos de raza, nación, o estatus para hacernos discípulos suyos. Siempre habló que en su banquete serían invitados todos, lisiados, tullidos y ciegos (cf. Lc 14, 13); o que en su Reino él era el médico presto para curar a los enfermos, o el pastor que siempre iría en busca de la oveja perdida. La visión del profeta Isaías en la primera lectura explicita por anticipado la intención de Jesús: «Yo mismo vendré a reunir a todas las naciones y a todas las lenguas, y ellas vendrán y verán mi gloria».
La asamblea dominical es signo de esa llamada universal. Por eso siempre es heterogénea, diversa, donde entran todos, pero que se mantiene unida gracias a la presencia de un único Señor, quien la ha llamado a constituirse como Iglesia, su propio cuerpo.
Es en este contexto que se explica la misión de la Iglesia. El anuncio del Evangelio se dirige a todos sin excepción. Y la Iglesia está llamada a hacer realidad la incorporación de todos en su seno, para cumplir el deseo de Cristo.
La pregunta que origina esa visión de perspectivas tan amplias y bellas radica en la posibilidad de salvación: «¿son pocos los que se salvan?». Parece que al Señor no le interesan tanto los números, sino que se salven los más posibles. Pero ¿salvarse de qué? Aquí radica uno de los grandes desafíos que tiene que saber explicar la Iglesia, en unos tiempos en que pareciera que nadie busca salvarse de nada.
La celebración de la eucaristía, que da forma a la observancia del domingo, debería ser un estímulo que pudiera generar el deseo de Dios y de participar de su comunión; que quien oyera al lector que le presta su voz al profeta creyera que todos nosotros intuimos, como el profeta, la manifestación de la gloria de Dios; que quien viera la manera como una familia lleva los dones al altar pudiera ver en ellos la honda necesidad de una vida plena que carecemos y que se nos pueda dar como un don; que quien oyera el canto del coro parroquial pudiera intuir que ahí yace la respuesta a todo anhelo de libertad y de luz que habita en todo ser humano.
Hoy el Señor se refiere a la plenitud del reino en la forma de un banquete… ¿se podrá adornar el altar de un modo significativo? En otras épocas, los artistas cristianos creaban paneles con escenas eucarísticas que ponían delante del altar, sin taparlo, sino para ensalzarlo…
La misión de la Iglesia debe despertar el deseo de Dios, en quienes ya no lo sienten. Y la liturgia bien celebrada lo puede y debe hacer.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 85, 1. 3
Inclina tu oído, Señor, respóndeme; salva a tu servidor que en ti confía. Ten piedad de mí, Señor, que te invoco todo el día.
GLORIA
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que unes a tus fieles en una sola voluntad; concédenos amar lo que mandas y esperar lo que prometes, para que, en la inestabilidad del mundo presente, nuestros corazones estén firmes donde se encuentra la alegría verdadera. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Traerán a todos los hermanos de ustedes de entre todas las naciones
Lectura del libro de Isaías 66, 18-21
Así habla el Señor: Yo mismo vendré a reunir a todas las naciones y a todas las lenguas, y ellas vendrán y verán mi gloria. Yo les daré una señal, y a algunos de sus sobrevivientes los enviaré a las naciones extranjeras, a las costas lejanas que no han oído hablar de mí ni han visto mi gloria. Y ellos anunciarán mi gloria a las naciones.
Ellos traerán a todos los hermanos de ustedes, como una ofrenda al Señor, hasta mi Montaña santa de Jerusalén. Los traerán en caballos, carros y literas, a lomo de mulas y en dromedarios -dice el Señor- como los israelitas llevan la ofrenda a la Casa del Señor en un recipiente puro. Y también de entre ellos tomaré sacerdotes y levitas, dice el Señor.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL 116, 1-2
R/. Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio.
¡Alaben al Señor, todas las naciones, glorifíquenlo, todos los pueblos! R/.
Es inquebrantable su amor por nosotros, y su fidelidad permanece para siempre. R/.
SEGUNDA LECTURA
El Señor corrige al que ama
Lectura de la carta a los Hebreos 12, 5-7. 11-13
Hermanos: Ustedes se han olvidado de la exhortación que Dios les dirige como a hijos suyos:
Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor, y cuando te reprenda, no te desalientes. Porque el Señor corrige al que ama y castiga a todo aquél que recibe por hijo.
Si ustedes tienen que sufrir es para su corrección; porque Dios los trata como a hijos, y ¿hay algún hijo que no sea corregido por su padre?
Es verdad que toda corrección, en el momento de recibirla, es motivo de tristeza y no de alegría; pero más tarde, produce frutos de paz y de justicia en los que han sido adiestrados por ella.
Por eso, “que recobren su vigor las manos que desfallecen y las rodillas que flaquean. Y ustedes, avancen por un camino llano”, para que el rengo no caiga, sino que se sane.
ACLAMACIÓN AL EVANGELIO Jn 14, 6
Aleluya. “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí”, dice el Señor. Aleluya.
Evangelio
Vendrán muchos de Oriente y de Occidente, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 13, 22-30
Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén.
Una persona le preguntó: “Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?”
Él respondió: “Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán. En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: “Señor, ábrenos”. Y él les responderá: “No sé de dónde son ustedes”.
Entonces comenzarán a decir: “Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas”. Pero él les dirá: “No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!”
Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera. Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios.
Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos”.
Palabra del Señor
CREDO
ORACIÓN DE LOS FIELES
Pidamos, hermanos, a Dios nuestro Padre, que ponga oído a las súplicas de su pueblo.
- Por la Iglesia, para que lejos de anidar actitudes sectarias, pueda constituirse en una auténtica casa para todos, donde nadie se sienta ajeno, roguemos al Señor.
- Por los que tienen responsabilidades en la política, en las instituciones y comunidades, para que puedan promover un espíritu de respeto y acogida a todas las personas, roguemos al Señor.
- Por los que más sufren, los que han dejado sus familias y sus hogares buscando un trabajo digno, para que sean alentados y acogidos, roguemos al Señor.
- Por todos los que nos encontramos aquí celebrando el día del Señor, por nuestras familias, por las personas con las cuales compartimos nuestro trabajo, para que a todos el Señor nos cuide y nos guarde, roguemos al Señor.
Padre de misericordia, tú que siempre estas cerca de cuantos creen en ti, escucha nuestras oraciones y danos tu salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, que en el sacrificio único de Cristo, te has adquirido un pueblo de hijos, sé bondadoso con nosotros y concede a tu Iglesia los dones de la unidad y de la paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cf. Sal 103, 13. 14. 15
Señor, la tierra se sacia con el fruto de tus obras: el pan que sale de la tierra y el vino que alegra el corazón del hombre.
O bien: Cf. Jn 6, 54
Dice el Señor: el que come mi carne y bebe mi sangre, tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Padre nuestro, realiza plenamente en nosotros la obra de tu misericordia, y concédenos tu gracia para que podamos agradarte en todo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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