23 julio 2025

Homilía XVII Domingo del tiempo ordinario Año litúrgico 2024 - 2025 - (Ciclo C)

 

Reflexión del Evangelio de hoy

Comentar lo que hemos proclamado aparentemente no es muy complicado, sin embargo, que llegue a nuestra mente y a nuestro corazón ya es otra cosa. Nos centramos en la celebración Eucarística con todo lo que ello implica. Para explicarme me pareció buena pista lo que en una celebración dijo un sacerdote: vamos a cargar la batería y de ahí sacaremos la energía que necesitamos para iluminar nuestros caminos. 

Literalmente homilía significa “explicación”; viene del griego. Pero ello es poco para el que busca en la Palabra de Dios su crecimiento espiritual, dando sentido a su vida y tomando a Jesucristo como Maestro. Cuidar una buena lectura: clara y sugestiva.

Para hoy algo que llama la atención, uno de los temas es la oración, pues Jesús estaba orando. Lo hacía con tanta frecuencia que los apóstoles se sienten inclinados a pedir al Maestro que les enseñe a orar. Pensemos que la oración de Jesús es la expresión de Comunión con el Padre. Con mucha frecuencia los Evangelios hacen referencia a este comportamiento de Jesús. Hoy es uno de ellos y a él nos vamos a referir. En la lectura del Evangelio uno de los discípulos le dice: “Señor enséñanos a orar”.

Comencemos haciendo la misma petición, y tenerla presente cuantas veces sea necesario. Llegar a gustar de la comunicación a estos niveles y disfrutar del Plan Salvífico es verdaderamente transformante.

Lo primero que hace Jesús Maestro es enseñarles el Padre Nuestro. Cuando lo recitemos comunitariamente poco antes de la Comunión no caigamos en la fatídica rutina.

Los Evangelios contienen también principios morales; pero esos principios tienen alma y ahí está precisamente el centro de la Comunión con Jesús y con los hermanos.

Un punto clave del Padre nuestro es la súplica con la queremos entrar en Comunión: “perdónanos como nosotros perdonamos”… Tal vez (perdón si me excedo) aquí está la sinrazón por la que no se nos concede lo que pedimos: nosotros no sabemos perdonar…

Pensemos: cómo puede dejarnos nuestro Padre un espíritu en paz y tranquilidad sin profundizar la experiencia del perdón. Cuando leemos las experiencias de los santos al respecto creo que lo que más asombra es la humildad y la conversión consiguiente, capacitados para superar “cualquier inoportuno”… Entonces sí: “pedid, buscad y se os abrirá”; “vuestro Padre os dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan…” Tenemos interés en este plan?… Jesús en lo alto de la Cruz decía: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”.

Fray Francisco Mª. García O.P.

Fray Francisco Mª. García O.P.
Casa de Ntra. Sra. de Montesclaros

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