Poniendo como intercesora a María que, como en la boda de Caná, conoce nuestras necesidades, presentamos al Señor nuestros deseos:
DANOS, PADRE, UNA MIRADA NUEVA
* Que quienes formamos Iglesia de Cristo estemos atentos a lo que Dios nos quiere decir en nuestra época, abriendo bien el corazón para discernir «los signos de los tiempos». Oremos.
* Que cambien, en nuestro mundo, aquellas realidades que sólo producen dolor y sufrimiento. Que las familias puedan vivir alegres y confiadas. Oremos.
* Que, abandonando viejas formalidades estériles, nos abramos al vino de una nueva vida que Jesús nos regala. Que seamos capaces de anunciar la esperanza de una nueva humanidad. Oremos.
* Que desaparezcan de la Iglesia y de la sociedad los matrimonios falsamente religiosos. Que las parejas lleguen al matrimonio con suficiente madurez. Oremos.
* Que, como María, sepamos discernir en la Iglesia el tiempo de callar y el tiempo de hablar en nuestra sociedad. Que no nos callemos por falsa prudencia o miedo. Que nuestras palabras sean siempre anuncio de Buena noticia. Oremos.
Acoge, Padre, estos nuestros deseos y muchos más. Y muéstranos, como hizo María, lo que, como Iglesia, tenemos que hacer en nuestros días para hacer creíble y deseable, como buen vino, el Evangelio.
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