19 diciembre 2024

Moniciones para el Cuarto Domingo de Adviento del Ciclo C

 Monición de entrada


La celebración litúrgica de hoy es una enseñanza sobre los hechos que iniciaron nuestra salvación. Miqueas anuncia el nacimiento del Mesías salvador. La visitación de la Santísima Virgen María a su prima Isabel nuestra a Cristo ya presente en el mundo, quien vino al mundo para hacer la voluntad del padre. De pie, por favor, para recibir la procesión con esperanza y alegría con el cántico de entrada.

Primera lectura: Miqueas. 5, 2-5a (De ti, Belén de Efrata, saldrá el jefe de Israel)

El canto jubiloso del profeta Miqueas anuncia la restauración de Jerusalén. El profeta ve a Jerusalén libre de su condenación. Escuchemos.

Segunda lectura: Hebreos 10, 5-10(Aquí estoy para hacer tu voluntad)

Los antiguos sacrificios quitaban los pecados. Su valor era purificador, no definitivo. El sacrificio de Cristo santifica aniquilando el pecado total. Esta salvación se confirma con su entrada en el santuario celeste, por la resurrección. Presten mucha atención a este mensaje.


Tercera lectura: Lc 1, 39-45 (Visita de María a Isabel)

Algunas de las intervenciones de Dios en la historia de la salvación se califican como visitas de Dios a su pueblo o a algún personaje determinado. Hoy vemos el encuentro de dos grandes mujeres, Isabel y María. Es la escena de la visitación. La presencia de María nos dice que la promesa del Mesías está cumplida. Ella, por su fe, es alabada por Isabel. De pie, por favor, entonemos el Aleluya, para escuchar la Buena Nueva.


Oración Universal



  • Por los miembros de la Iglesia, para que siempre manifestemos la alegría de los hijos de Dios, roguemos al Señor.
     
  • Por los que gobiernan las naciones, para que cada uno sepa descubrir y ponga en práctica la parte que le corresponde en la construcción de un mundo mejor, roguemos al Señor.
     
  • Por nuestro país y sus habitantes, para que este Adviento sea tiempo de gracia, de paz y de arrepentimiento, roguemos al Señor.
     
  • Por los enfermos y ancianos, especialmente los de nuestras familias y los de la parroquia, para que su enfermedad sea oportunidad para crecer en la fe, esperanza y amor de Dios, roguemos al Señor.
     
  • Por todos los jóvenes de nuestra comunidad y parroquia, para que descubran cuál es la voluntad de Dios en sus vidas, roguemos al Señor.
     
  • Por nosotros aquí reunidos en esta celebración eucarística, para que vivamos nuestro cristianismo con alegría, no sólo en nuestro corazón sino también en nuestros hogares y comunidad, roguemos al Señor.


    Exhortación final

    (Tomado de B. Caballero: La Palabra Cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 423)

    Hoy, Señor, te bendecimos con María, la Madre de Jesús,
    Porque colmas el gozo de los pobres y humildes con tu venida.
    Pero reconocemos que nuestra fe es pequeña e inmadura:
    No sabemos creer con firmeza, estabilidad y equilibrio,
    Pues no aguantamos la adversidad ni te alabamos en la bonanza.

    Para un fiel seguimiento de Cristo, concédenos, Señor,
    Asimilar el ejemplo de María de Nazaret, la mujer creyente,
    La primera cristiana, la que creyó en ti en todo tiempo,
    Para que, caminando firmes en la peregrinación de la fe,
    Seamos capaces de repetir con Cristo y con María:
    Padre, hágase siempre tu voluntad en nuestra vida.

    Amén.

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