14 noviembre 2024

Celebrando la Palabra - XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario - (17 de noviembre)

 Material para el Animador de la Palabra.

Celebración del XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 17 de noviembre de 2024. Descargar

  1. AMBIENTACIÓN

 

Podemos colocar un cartel con una de estas frases: “Aprended de la naturaleza” o, “La esperanza está en ti”.

 

 2. RITOS INICIALES

 

Monición de entrada. Hermanas y hermanos, compartimos la fraternidad animados por la experiencia de sentirnos hijos de Dios. Hoy se nos anima a ser valientes, mirando al futuro con esperanza, aunque los tiempos presentes sean difíciles, nuestra fortaleza está fundada en la Palabra que permanece. Dios no recorta en ningún momento la salvación ofrecida y lograda por Jesús.

Canto

Saludo. Hermanas y hermanos, bendigamos al Señor que nos conduce por el sendero hermoso de la vida.

Acto penitencial

Porque somos torpes para entender tus señales, Señor, ten piedad

Porque no estamos atentos a tus signos salvadores, Cristo, ten piedad

Porque nos entretiene más lo secundario que lo esencial, Señor, ten piedad.

Gloria

Oración. Señor, Padre bondadoso, concédenos vivir siempre alegres, sobre todo cuando trabajamos por la venida de tu Reino: Por Jesucristo Nuestro Señor, Amén

 

 

3. LITURGIA DE LA PALABRA

 

Monición a las lecturas. En la primera lectura se habla de tiempos difíciles. Pero, ni en esos malos tiempos se aleja Dios de su pueblo. Eso sí: se verá quiénes permanecen fieles al Señor y quienes le dan la espalda.

En la segunda lectura se insiste en la novedad alternativa de Jesús como sacerdote de la nueva Alianza: único y eterno Sacerdote. El perdón alcanzado por Él es válido de una vez y para siempre. Lo que hace falta, por nuestra parte, es que nos unamos al sentido dinámico de su redención.

El Evangelio habla de la segunda venida de Jesús dispuesto a llevar, la felicidad que produce la fe en Él, a su plenitud. Esa es nuestra gran esperanza: “Mientras esperamos tu venida gloriosa”

Lecturas. Dn 12, 1-3. Salmo o canto. Hb 10,11-14.18. Aclamación. Mc 13, 24 -32. (Breve silencio)

Comentario homilético. Hemos vivido y, aún estamos viendo, tiempos difíciles; también los vivieron nuestros antepasados... y es que, antes o después nos llegan a todos: situaciones de gran tensión, fuertes dificultades, desequilibrios, pérdidas irreparables, futuro incierto... es decir: la vida con sus vicisitudes... pero nunca nos ha de faltar la Esperanza.

La sabiduría popular asegura: Siempre que hay tormenta, escampa.

Los creyentes decimos: la misericordia de Dios no da marcha atrás; la intervención redentora de Jesús sigue siendo válida.

Es cierto que los momentos difíciles producen conmoción, y parce que todo se acaba. Cuando en invierno miramos la naturaleza helada y sin vida, podríamos pensar que nunca volverá la primavera... pero Jesús nos invita a estar atentos a la naturaleza y sus signos: siempre vuelve la Vida... Es decir, tenemos que aprender a ver, en las dificultades, las señales de una Vida Nueva, que llegará con la misma naturalidad que los brotes nuevos en la higuera.

El futuro nunca está cerrado, y mucho menos para los que creemos en Jesús. En todo momento hay oportunidad de salvación.

La esperanza es compañera inseparable de la Iglesia como lo fue del antiguo Pueblo de Dios. No se aleja de la vida de ningún creyente. Cada generación tiene oportunidades de salvación y de entusiasmo en el encuentro mesiánico con Jesús. Dios actúa provocando continuamente sensaciones saludables. Lo que nos toca a nosotros es coger bien la onda para captar la señal...

La esperanza, como la fe y la caridad, tienen mucho que ver con el dinamismo de los creyentes y con el Reino de Dios. Porque esperamos un cielo nuevo, pero también una tierra nueva, por eso nos sale el compromiso desde las entrañas, para vivir ya aquí y ahora, tanto, individual como comunitariamente, la plenitud que se nos promete. No hay quien pueda alejar de la historia el influjo salvador de Jesús. Llegará un día, los tiempos nuevos, en que podremos experimentarlo por completo. (Silencio de interiorización)

Credo

Oración de los fieles

Oremos por la Iglesia, para que sea un signo permanente del Reino de Dios en medio de la sociedad, roguemos al Señor.

Oremos por los pueblos más necesitados, para que la sociedad y la Iglesia dirijan su solidaridad hacia ellos, roguemos al Señor.

Oremos por todos los que se agobian ante los tiempos difíciles, para que, con el mensaje del Evangelio y la solidaridad de los creyentes, sean sostenidos en la esperanza, roguemos al Señor

Oremos por nuestro obispo y por cuentos colaboran directamente en nuestra diócesis, roguemos al Señor.

Oremos por todos los que sufren, para que nuestra ayuda solidaria alivie sus sufrimientos y renazca en ellos la Esperanza, roguemos al Señor

 

 

4. RITO DE LA COMUNIÓN

 

Monición. Las personas creyentes anunciamos que con Jesús todo pude ser renovado y mejorado, que podemos tejer entre todas un futuro mejor. Comulgamos con Él para desarrollar un talante pascual y de esperanza para todas las personas y situaciones

Introducción al Padre nuestro

Llegue hasta Ti. Padre, nuestra acción de gracias
por Cristo Redentor, sentado a tu derecha,
presidiendo contigo la historia de la salvación.

Tú alumbras nuestro destino y lo colmas de esperanza.
Nos revistes de juventud
y nos conduces al Reino prometido:
encuentro de bienaventuranza y comunión.

Padre bueno, nos quieres perfeccionar tanto
que nos atraes con vocación de hijos adoptivos.

Nosotros te encontramos en los caminos de la vida.
Gracias por contar con nosotros para mejorar el mundo.
Eres una provocación constante de santidad.
Padre santo, líbranos de caer en la tentación de la desesperanza.
Enséñanos a ganar la vida invirtiéndola por amor.

Así, con el corazón alzado y en fraternidad,
te decimos: Padre nuestro...

Gesto de la paz

Distribución de la comunión: canto

Acción de gracias

Señor,
Tú también tienes manías;
pero todas tus manías son buenas:
tienes la manía de querernos,
la manía de enseñarnos a tejer vida juntos,
la manía de animarnos en las dificultades.

Somos tus criaturas privilegiadas:
nos convocas a vivir contigo
y a disfrutar en comunión con los demás.

Señor, gracias por tan hermosa vocación.
Bendito seas por hacernos soñar.

 

 

5. RITO DE CONCLUSIÓN

 

Compromiso. Aportar el testimonio de la esperanza cristiana.

Oración después de la comunión: se toma del misal

Bendición

Monición final. Jesús pasó dignamente por la historia. En sí mismo renovó la condición humana. Como manifiesta la carta a los Hebreos, dejó a ras de suelo a los profetas de calamidades, a los que matan la esperanza, enemigos de la humanidad, los puso como estrado de sus pies. Por ello, Dios Padre lo recompensó y lo colocó junto a Él. Desde entonces el Hijo del Hombre es Cristo Salvador, para esperanza nuestra y sano orgullo de toda la humanidad redimida. Él nos ha dejado un Evangelio y una tarea... Sus Palabras son válidas para todas las generaciones; por eso nunca pasarán.

Canto final y despedida

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