01 agosto 2024

Celebrando la Palabra - XVIII Domingo del Tiempo Ordinario - (4 de agosto)

 

Celebrando la Palabra - XVIII Domingo del Tiempo Ordinario - (4 de agosto)

Material para el Animador de la Palabra.

Celebración del XVIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 4 de agosto de 2024.

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1. AMBIENTACIÓN

 

Podemos colocar delante del altar una de estas frases: “Dejad que el Espíritu os renueve” o, “Revestíos del hombre nuevo”.

 

 

2. RITOS INICIALES

 

Monición de entrada. En el caminar de la vida sentimos más de una vez el peso del cansancio, aparecen las dudas o surge la desilusión. En el mejor de los casos buscamos, entonces, cómo superar la situación y recuperarnos adecuadamente: La vida humana es más que naturaleza material; es también espíritu, sentimiento, transcendencia...

Es un hecho, fácilmente constatable, que nadie pude caminar sin un alimento que le de energía. Hoy el Evangelio nos habla del alimento que perdura, del pan del cielo que da vida. Jesús y su mensaje alimentan vigorosamente como ningún otro, renuevan y estimulan un modo alternativo de vivir. Ojalá estas celebraciones nos alimenten por dentro y recarguen de energía nuestro espíritu.

Canto

Saludo. Hermanas y hermanos, bendigamos a Dios, que nos alimenta con el verdadero pan del cielo.

Acto penitencial.

Por nuestro egoísmo, Señor ten piedad.

Por nuestra falta de desprendimiento, Cristo ten piedad.

Por nuestra fe débil, Señor ten piedad

Gloria

Oración. Dios, Padre bondadoso, que nos alimentas con el pan de la vida, derrama tu bondad sobre todos los que te buscan y sobre este pueblo aquí representado; renuévanos y protégenos ya que eres nuestro creador y nuestro guía. Por N.S. J.

Monición las lecturas. Hoy el mensaje de la Palabra enlaza muy bien con el del pasado domingo: Se insiste en el cultivo de la conversión. Desprenderse de defectos y tender hacia la libertad es difícil y complejo. A veces nos asalta la tentación para no seguir en el intento. Gracias la fe, sentimos que Dios nos ayuda a desmontar una mentalidad que corrompe y a revestirnos de una fuerte espiritualidad.

En Evangelio nos indica que el encuentro con Jesús ha de ser desinteresado. Pero todavía nos dice algo más: que no descubre la riqueza transcendente de Jesús quien se acerca a Él con mirada superficial. Jesús sufrió más de un chasco porque muchos no entendieron su lenguaje simbólico ni el sentido de los signos que realizó.

Lecturas. Ex 16,2-4.12-15. Salmo o canto. Ef 4, 17.20-24. Aclamación. Jn 6,24-35 (Breve silencio)

 

 

3. LITURGIA DE LA PALABRA

 

Comentario homilético. La sabiduría popular suele acertar bien con sus dichos y, seguramente, habremos oído más de una vez: Que los seres humanos somos los únicos animales que tropezamos varias veces en la misma piedra. Eso, todos lo sabemos, quiere decir que fallamos una y otra vez y no escarmentamos ni aprendemos de los fallos propios o ajenos. Generación tras generación se repiten las mismas tentaciones y las mismas caídas.

El libro del Éxodo recoge una queja de los israelitas en el desierto que se repite una y otra vez a lo largo de la historia: preferimos tener algo seguro, aunque vivamos como esclavos, a arriesgarse por la libertad. Y es que nuestra vulnerabilidad nos hace débiles y cobardes ante las dificultades, sobre todo si no cultivamos la espiritualidad. La mentalidad de Dios, sin embargo, es totalmente otra. Con signos e inspiraciones nos hace ver que nunca nos abandona y que muchas veces nuestras quejas son meros pataleos infantiles.

Verdaderamente no tiene sentido echarle en cara a Dios que no cumple. Desconfiar de Él es cerrarse a sus dones. Y esto no tiene nada se sensato. Por eso la carta a los Efesios nos recuerda que no es así la verdad de Cristo. Él nos ayuda a ir por la vida con criterios sólidos y nos enseña a asimilar la mentalidad de Dios, la única capaz de renovar nuestra mentalidad. Para ello hay que despojarse de todo lo que corrompe y degrada y revestirse de la nueva condición bautismal. Como podemos ver, la conversión cristiana es tarea de todos los días no admite vacaciones.

En el Evangelio se inicia ya el gran debate sobre el pan de vida. Jesús tiene un gran reproche hacia aquellos que ha dado de comer: “Me buscáis no porque hayáis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros”. No han captado el mensaje, tal vez porque el sentido de sus vidas va por otros derroteros. Y es que para entender a Jesús hay que desear la calidad de espíritu, lo que verdaderamente anima y depura. Por eso dice Jesús: “Trabajad no por el alimento que perece, sino por el que perdura”. Esto nos lleva a recordar aquella otra afirmación cargada de verdad: “No sólo de pan vive el ser humano”.

Nadie discute que tenemos unas necesidades materiales que precisamos satisfacer; pero también tenemos otras necesidades y otras aspiraciones que generalmente atendemos menos. Esto es lo que nos reprocha Jesús. Lamenta que se le busque solo por intereses materiales y no por los valores del Espíritu. este es el fondo del debate. Él se esfuerza en revelarse como pan de vida, pero casi nadie le entiende.

Es un error y un egoísmo mezquino buscar a Dios sólo por intereses materiales, recurrir a Él solo, o principalmente cuando nos falta algo o estamos con el agua al cuello. Dios quiere ser descubierto en toda su condición entrañable y liberadora. Es verdad que somos seres indigentes, necesitados; pero nuestro corazón tiene ansias de plenitud y unas aspiraciones que sólo Dios pude colmar. Es aquello de San Agustín: “Señor, nos has hecho para Ti, y nuestro corazón no descansará hasta que repose en Ti”.

En resumen, el desarrollo humano es más que la satisfacción de necesidades económicas. El corazón y el espíritu tienen unas necesidades que no se cubren con dinero. Jesús intenta de todos los modos posibles que lleguemos entender que Él nos puede alimentar con su mensaje, con su estilo vital, son su simbolismo redentor de Hijo de Dios. Silencio de interiorización

Credo

Oración de los fieles

Oremos por la Iglesia, para que sea en todos los lugares un reflejo claro de la mentalidad de Jesús y de la santidad del Espíritu, roguemos al Señor.

Oremos por los países ricos, para que comprendan que su riqueza no es solo suya y aprendan a compartir con los más necesitados, roguemos al Señor

Pidamos para que todas las comunidades cristianas formen a sus miembros en la genuina mentalidad del Evangelio y los alimenten con el pan de la vida, roguemos al Señor

Oremos para ser más espirituales, es decir, para no dejarnos llevar de las corrientes que corrompen, roguemos al Señor.

Por lo enfermos, los parados, por las familias desunidas, y por todos los que sufren por cualquier causa, roguemos al Señor

Oremos unos por otros, para que vivamos en fraternidad, sencillez y alegría. roguemos al Señor

 

 

4. RITO DE LA COMUNIÓN

 

Monición. Jesús es el pan de Dios que ha bajado del cielo para la vida del mundo. Entrega toda su persona como alimento que perdura hasta la vida eterna. Si comemos de este pan es porque apreciamos la mentalidad alternativa de Jesús y su verdadera santidad.

Introducción al Padre nuestro.

No te bendecimos, Padre, para halagarte,
ni para alcanzar favores.

Te bendecimos para amarte más,
para cantarte que estamos tras de Ti
que nos tienes prendados y que soñamos contigo.

Frente a los alicientes del consumismo y el dinero,
confesamos que eres nuestro alimento principal.

Tú eres la verdadera fuente de la vida.
No necesitamos signos espectaculares
para poner en Ti nuestra confianza.

Hemos apostado por Jesús y por el Evangelio
y sólo queremos darte gloria:
vivir con la mentalidad de las personas nuevas.

Padre, ayúdanos a permanecer en comunión.
Y bendito seas por el pan de la vida que perdura.
Bendito por los múltiples signos de tu presencia.
Gracias por el Espíritu que renueva nuestra condición.

En gozosa fraternidad universal,
te decimos juntos la oración que Jesús nos enseñó: Padre nuestro...

Gesto de la paz

Distribución de la comunión.

Canto

Acción de gracias:

Dios mío, te recuerdo con agradecimiento
y proclamo tu amor hacia mí.

Que mis huesos se empapen de tu amor
y que digan: Nadie está tan cerca de mí,
nadie me quiere tanto como Él.

Has roto mis ataduras.
contaré en la comunidad cómo lo has hecho,
y todos mis compañeros dirán:

Tenemos un Dios que es bendición.
Donde Él entra se va la muerte
y brota la vida a raudales.

San Agustín

 

 

5. RITO DE CONCLUSIÓN

 

Compromiso. Despojo de todo lo que tenemos viejo o corrompido para que nos llenemos de la mentalidad del Evangelio.

Oración después de la comunión. se toma del misal

Bendición

Monición final. La fe se desenvuelve muchas veces en el lenguaje de los signos y símbolos. Si no entendemos este lenguaje, nos incapacitamos para coger la onda de Jesús. El motor de la vida cristiana es la espiritualidad. Jesús nos comunica la suya por medio del lenguaje simbólico.

Ahora salimos a la calle y regresamos nuestras casas a continuar el descanso dominical. Después, retomaremos durante la semana, nuestras ocupaciones y responsabilidades diarias. Intentemos vivir cada día con la mentalidad nueva que hemos resaltado en esta celebración. Jesús permanece entre nosotros como un vecino especial, su presencia orienta y fortalece siempre.

Canto final y despedida.

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