Entrada: El Señor desde siempre ha enviado a sus mensajeros para aliviar el dolor de sus hijos y liberarlos de la esclavitud del pecado. Hoy, al congregarnos entorno a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía nos hace sus amigos y, en el mayor acto de confianza nos envía también a nosotros, para que vayamos a todas partes y anunciemos la Buena Nueva. Participemos con fe y esperanza.
Lecturas: Dejémonos animar con las palabras del salmista que nos invita a que nos unamos al Señor en la misión de anunciar la paz a su pueblo. Que nuestra condición de profetas, con la acción de su Santo Espíritu, nos permita entregar su mensaje sin temor, con autoridad y audacia, especialmente a aquellos que no siempre acogen con beneplácito su palabra. Escuchemos
Ofrendas: Pongamos en el altar de Cristo todas nuestras necesidades y esperanzas, para que El mismo las convierta en signos de salvación
Comunión: Que al comulgar con el Cuerpo y la Sangre de Cristo, seamos capaces de asumir decididamente la vocación a la cual Dios Padre nos ha llamado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario