11 julio 2024

DOMINGO 15 DEL T. ORDINARIO /B UNA DIFÍCIL MISIÓN

 

“Vidente: vete, huye al territorio de Judá. Allí podrás ganarte el pan, y allí profetizarás. Pero en Betel no vuelvas a profetizar, porque es el santuario del rey y la casa del reino” (Am 7,12-13).

Amasías es sacerdote del templo de Betel, pero se constituye en portavoz del reino de Israel. No está dispuesto a aceptar a Amós como un profeta. Lo ve tan solo como un charlatán o un iluminado que ha llegado al reino del norte para ganarse la vida. Y con toda brusquedad, lo quiere devolver al reino del sur. Es claro que la religión se ha aliado con el poder.

Amós era un boyero, un pastor. Había llegado a Samaría para vender sus terneros, no a hacer política. Pero allí había encontrado un panorama de injusticias y de inmoralidad. Y invitaba a las gentes a convertise y a practicar el bien y la justicia. Pero un hombre sincero como él resultaba molesto al rey y al sacerdote.

También hoy, los profetas son muy mal vistos. Son denigrados, expulsados o asesinados. Así que haremos bien en repetir con el salmo responsorial: “Muéstranos, Señor tu misericordia y danos tu salvación” (Sal 84). Que el Señor nos ayude siempre a escuchar la palabra de la verdad, es decir, el evangelio de nuestra salvación (Ef 1,13).

TRES ACCIONES PARA LA MISIÓN

En el evangelio de Marcos se evocan unas notas importates que distinguen a los verdaderos discípulos del Maestro (Mc 6,7-13). Se nos dice que Jesús elige a los suyos y los envía a una misión, que se puede distinguir por tres acciones:

• En primer lugar, los discípulos han de salir a predicar la conversión. Eso significa anunciar el bien, denunciar el mal y proponer a todos un camino diferente.

• Además, han de expulsar los demonios. El mal no es una idea, pero hoy se concentra en ideologías aparentemente liberadoras y en proyectos que nos deshumanizan.

• Finalmente, han de acercarse a los enfermos, ungirlos con aceite y curarlos. Ahora como entonces, los discípulos han de repetir la actitud del buen samaritano.

FIDELIDAD Y LIBERTAD

Jesús no pretende ocultar a sus discípulos las dificultades que van a encontrar. Sabe que la misión no será fácil para ellos. Y les advierte: “Si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos”.

• Muchos de los oyentes están convencidos de que no necesitan la salvación. Tratarán de mostrar a los discípulos que ni siquiera les interesa escuchar sus palabras. Los que han decidido rechazar el mensaje de la salvación, rechazarán sin duda al mensajero.

• La fe no puede impedirse, pero tampoco ha de imponerse por la fuerza. La libertad del misionero se hace evidente en su desprendimiento. Así que los discípulos de Jesús han de sentirse siempre libres, aun en los peores momentos de la misión.

• Sin embargo, quien vive de acuerdo con unos valores que no son los habituales, nunca pasará inadvertido. De hecho, llamará siempre la atención. Ese testimonio de su vida es el principio de la evangelización, como ya escribió Pablo VI.

- Señor Jesús, nosotros te damos gracias porque nos has elegido y nos has enviado a anunciar tu mensaje, con nuestro comportamiento y con nuestras palabras. Tú sabes que con frecuencia nos sentimos débiles ante la misión. Que tu Espíritu nos conceda la fortaleza para vivir contra corriente y para anunciar tu mensaje con fidelidad y libertad. Amén.

DE DOS EN DOS

“Llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos,
dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos”. (Mc 6,7)

1. ¿Somos conscientes de que también en nuestros días, el Señor elige y envía a sus mensajeros para que anuncien su mensaje de vida y esperanza?

2. ¿Estamos dispuestos a escuchar la llamada del Señor y a secundar su voluntad de hacer presente su evangelio en el mundo?

3. ¿Comprendemos que el Señor envía a sus discípulos “de dos en dos” no solo para que se defiendan mutuamente sino para que sean testigos creíbles de la verdad?

4. ¿No deberíamos preguntarnos si nuestro individualismo no será una de las causas que hacen difícil el anuncio y la aceptación del Evangelio?

5. ¿Con qué situaciones o estructuras pueden identificarse los “espíritus inmundos” en un mundo como el nuestro?

6. Jesús concede a sus discípulos autoridad sobre los espíritus inmundos. ¿Qué puede implicar esa autoridad sobre el mal en nuestra sociedad?

7. Personalmente, ¿considero la invitación y el envío que he recibido del Maestro como una carga o como una honrosa colaboración con su propia misión?

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