Ir a la otra orilla,
a la orilla marginada y olvidada,
a la orilla expoliada y sin historia,
a la orilla que sufre y llora la miseria.
Ir a la otra orilla,
a la orillan en la que se hacinan tantas personas,
a la orilla de la que salen las pateras,
a la orilla que reclama justicia y vida digna.
Ir a la otra orilla
con el corazón y las manos limpias,
con la mente despejada
y entrañas compasivas.
Ir a la otra orilla
siguiendo tu propuesta y tus huellas,
sin mirar de soslayo
y sin añorar lo dejado en las riberas.
Ir a la otra orilla
sin corazas ni barreras,
con la humildad dentro y fuera
y la esperanza florecida.
Ir a la otra orilla
aunque se levanten huracanes y tormentas,
las olas zarandeen la barca
y Tú sigas dormido en popa.
Ir a la otra orilla
y dejarse empapar por sus personas,
por sus historias y vidas
de dolor, alegría y lucha.
Ir a la otra orilla
a sentir y vivir la buena nueva,
a compartir nuestra riqueza
y a recuperar tu presencia.
Florentino Ulibarri
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