Cristo, nos envía el Espíritu Santo para que nos ayude en nuestras necesidades. Vamos a presentar al Padre nuestras peticiones con la seguridad que da el sabernos amados por Él.
ENVÍA SEÑOR TU ESPÍRITU Y REPUEBLA LA FAZ DE LA TIERRA.
1 – Envía, Señor, tu Espíritu de Sabiduría sobre la iglesia. Por el Papa Benedicto, los obispos, los sacerdotes y todas las personas que con su servicio ayudan a la Iglesia, para que reciban la luz necesaria a la hora de expandir el mensaje de Cristo. OREMOS
2. – Envía, Señor, tu Espíritu de Fortaleza. Te pedimos por todos los que lo están pasando mal, los enfermos, los parados, los que están solos, los que no se sienten amados, los que no te encuentran… OREMOS.
3. – Envía, Señor, tu Espíritu de Caridad. Por los pobres, por los carentes de amor, de comprensión, de solidaridad, para que encuentren una mano generosa que les ayude en su necesidad. OREMOS.
4. – Envía, Señor, tu Espíritu de Entendimiento. Te pedimos por los gobernantes, por los que tienen poder para tomar decisiones, por los responsables de hacer que cesen las guerras, para que lleguen a un entendimiento que haga vivir en paz a los hombres. OREMOS.
5. – Envía, Señor, tu Espíritu de Piedad. Para que sepamos vivir en cercanía con el Señor, rechazando todo lo que nos hace romper la amistad con Dios y con los hermanos. OREMOS.
6. – Envía, Señor, tu Espíritu de Alegría. Por todos los que se Confirman en estos días, para que lleven a todos la alegría que supone vivir desde Cristo. OREMOS.
7. – Envía, Señor, tu Espíritu de Bondad. Por todos los que se dedican a los demás, tanto si difunden la Palabra de Dios, como si ayudan a otros en sus necesidades, para que Dios les conceda la humildad, la sencillez y el desprendimiento que este servicio conlleva. OREMOS.
8. – Envía Señor, tu Espíritu de Generosidad. Por las necesidades de todos los que compartimos esta Eucaristía (un momento de silencio) para que el Señor nos ayude a solucionarlas con la mayor generosidad. OREMOS.
Señor, siempre atento a nuestras necesidades, deseamos que estas súplicas sean bien recibidas Ti, Dios Padre Nuestro, con la seguridad de que Tú siempre escuchas a tus hijos.
Y te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén.
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