14 mayo 2024

Evangelio Solemnidad de Pentecostés (2)


1ª) ¡Reconocimiento de que está vivo!

Les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Como el Padre me ha enviado así os envío yo a vosotros. En la escuela joánica se insiste de modo particular en la misión. El Padre envía al Hijo al mundo para salvarlo y no para condenarlo. El Padre y el Hijo envían al Espíritu, y juntos a los Apóstoles. La cadena de la misión se prolonga hasta la vuelta del Señor Glorioso al final de los tiempos. Este carácter teológico de la misión se traduce en un sentido misionero profundo que invade el Evangelio. Y que invita a la Iglesia de nuestro momento histórico a tomar en serio la misión para hacer presente aquella cadena que comenzando en el Padre terminará en El al final de los tiempos

2ª) El Espíritu realiza la nueva creación

Jesús les dijo: Paz a vosotros. Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos. Aliento y viento se expresan en hebreo con el mismo término («Ruaj»= «Espíritu»-viento). Es necesario observar algunos detalles para la comprensión del fragmento: a) Jesús es el transmisor del Espíritu; se ha cumplido la era mesiánica y Jesús, verdadero Mesías, dispone del Espíritu recibido del Padre y lo entrega a sus discípulos. b) El verbo «exhalar» remite a dos momentos importantes en el pan del Dios creador y salvador: la creación del hombre (Gn 2,7): Dios sopla en las narices de la imagen elaborada con la arcilla y se convierte en un ser vivo y a la visión de los huesos secos que vuelven a la vida (Ez 37). Los huesos secos representan a la casa de Israel que ha perdido su esperanza. De nuevo aparece el Espíritu y de nuevo la misma expresión verbal «soplar». Este acontecimiento histórico, pasa a ser símbolo de la nueva creación por obra del Espíritu. Estos datos precedentes nos ayudan a valorar las expresiones de Juan cuando nos transmite que Jesús resucitado se hace presente entre sus discípulos, «sopla» su aliento sobre ellos y les entrega el Espíritu. Nos permite comprender que se trata del Espíritu Creador que va a llevar adelante la nueva creación.

3ª) Nueva creación y perdón de los pecados

Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos. El pecado es el que malogró, en el paraíso, el proyecto de Dios sobre el hombre. El Espíritu Santo, llevando adelante su actividad de perdonar los pecados a través de los Apóstoles y de la Iglesia, hará presente en el mundo la nueva creación; manifestará en el mundo el verdadero proyecto de Dios. El pecado no está en la textura original del hombre. Por eso podemos afirmar que el pecado no es humano, es decir, no entra en el proyecto original de hombre. Y por eso se puede decir que Jesús no lo pudo tener como hombre (porque como Dios le repugnaba frontalmente, aun cuando fue igual a nosotros en todo). Con la reconciliación universal, obra de la Muerte-Resurrección de Jesús y que se actualiza siempre por el Espíritu Santo, aparece de nuevo cuál fue el sentido del hombre cuando salió de las manos del creador. Pentecostés recuerda la presencia de una fuerza renovadora y vivificadora en nuestro mundo. Hoy más que nunca necesitamos de la experiencia del Espíritu que con sus dones y sus frutos empuja a la humanidad a un nuevo proceso de humanización y de renovación del respeto por la persona humana, por toda persona humana. Y una fuerza renovadora para toda la Iglesia que es enviada en servicio salvador a este mundo.

Fr. Gerardo Sánchez Mielgo

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