Evangelio dialogado
Te ofrecemos una versión del Evangelio del domingo en forma de diálogo, que puede utilizarse para una lectura dramatizada.
NARRADOR: Al anochecer que aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. Escuchemos cuál era su conversación:
DISCÍPULO1: Oye, nos estamos pasando. A qué viene tanto misterio. Parecemos ratones escondidos viviendo en la oscuridad, y encerrados todo el día.
DISCÍPULO2: Mira el valiente. Sal tú y da la cara. Puede que ahora vengan a por nosotros. No lo olvides: somos sus seguidores, estábamos con Él.
DISCÍPULO1: Sí, sí. Ya me doy perfecta cuenta de qué seguidores se rodeó. Somos todos unos cobardicas.
DISCÍPULO2: Hay momentos, majo, en los que resulta difícil ser valiente.
NARRADOR: Por eso Jesús les prometió enviarles a “alguien”, que les ayudaría a entender mejor sus palabras y estar más preparados.
DISCÍPULO1: Sí, él nos decía que es “alguien” nos quitará el miedo y nos transformará en hombres nuevos.
DISCÍPULO2: Sí, y que nos haría capaces de transformar el mundo.
NARRADOR: En esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
JESÚS: ¡Paz a vosotros!
DISCÍPULO1: ¿Eres el Maestro de verdad? ¿No vas a dejarnos solos?
NARRADOR: Jesús les enseñó las manos y el costado y los discípulos se llenaron de alegría al ver a Jesús.
DISCÍPULO2: Pues claro que es el Maestro. Es el Señor.
JESÚS: Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos. Paz a vosotros. Recibid el Espíritu Santo. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
Fr. Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández
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